Capítulo cinco: Promesa

Magsimula sa umpisa
                                    

—Perdóname, esto fue por mi innegligencia.

—¡Gege, tu brazo! —viendo la mancha de sangre creciente provocada por cargarle, el corazón de Yang Min sintió como se apretaba, pero al igual que se llenaba de una rara cálidez al ser protegido.

—Espérame aquí, no te muevas. —después de dejarle en la cama, se volvió hacia Shen Yu, frunciendo el ceño, y luego, esbozando una sádica sonrisita.

—Y-ying Ying... ¡Por favor, no me lástimes, Ying Ying! —Shen Yu rodó por el piso, y como pudo, se puso de rodillas, implorándole piedad.

Yang Min se extrañó del terror que se veía en la cara de Shen Yu, pensó que tal vez su "gege" había recapacitado, y así, se volvió justo.

—Tendré clemencia contigo por nuestro pasado, levántate, Shen Yu. —Yang Min no podía creer lo que escuchaba, se acurrucó en la cama como un animal herido, con ganas de llorar, preguntándose el porqué Hui Ying había perdonado a Shen Yu, imaginándose que realmente, Hui Ying preferiría proteger a Shen Yu en vez de a él.

"Hui Ying gege..." estaba decepcionado.

—Ying Ying, yo... —Hui Ying le interrumpió indiferentemente.

—Ahora, el precio de golpear a Yang Min así es... —Hui Ying miró de soslayo a la bolita en la cama, sonriendo con cariño, y endulzando su tono de voz. —Yang'er, ¿dónde te golpeó y cuántos golpes fueron?

—Tres... Una bofetada, un golpe en el estómago, y una patada en las costillas. —musitó el niño, con amargura.

Yang Min se giró para preguntar porqué quería saber eso, viendo el preciso momento en dónde Hui Ying le daba un puñetazo en el estómago a Shen Yu, y tiraba una patada a las costillas de este mismo, el crujido de los huesos estremeció al príncipe, quién tenía los ojos bien abiertos, Shen Yu chocó contra la pared, apoyándose en esta misma moméntaneamente, ya que sino lo hacía, indudablemente azotaría contra el piso.

—Shen Yu, yo no soy un peleador de bajo nivel como para abofetear a alguien, entonces, será a mi versión. —Hui Ying golpeó la mejilla derecha de Shen Yu con un puñetazo que le volteó la cara por completo, obviamente, con su brazo sano.

—¡Ughh! ¡Emperador Hui Ying, por favor, tenga piedad!

—La tengo. Si no fuera piadoso, estarías muerto para este momento, pero, después de todo, eres hijo del primer ministro, tengo que darle algo de cara. Entonces, para finalizar tu castigo... —Hui Ying de una patada fracturó la pierna de Shen Yu, quién gimió y gritó por el dolor.

—No te acerques a mi hermano menor, o no tendré tanta bondad, y te mataré. ¡Guardias!  —los guardias imperiales estaban cerca gracias a los gritos que se escucharon, y al escuchar el grito del emperador, se apresuraron para ir al cuarto del príncipe.

Ante la escena, entendieron y capturaron directamente Shen Yu. Los guardias estaban aterrados por la sangre que salía de la herida de Hui Ying.

Hui Ying explicó la situación para que los guardias le dijeran al emperador y al primer ministro, el negro futuro de Shen Yu era claro como el agua. El médico imperial fue avisado y llamado para curar a Yang Min.

También, de paso llamó a algunas sirvientas, el lugar estaba en un estado deplorable.

—Gege, ¿por qué hiciste eso? —Hui Ying apenas se percató de que Yang Min le decía "gege", así, una ola de sentimientos complicados le abrazó.

Estoy tan muerto QAQ

—¿El qué? —preguntó, aparentemente, restándole importancia al interrogatorio y al llamado del menor.

El Sistema De Reencarnación PerpetuaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon