Capítulo 30: Encontrando al viejo amante.

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Nt: como consejo, vayan por botanas, y recuerden lectores, si piensan mucho se les quemará el cerebro JAJAJA.
SIN CORRECCIONES ORTOGRÁFICAS.

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—¡Hui Ying! —Llegando al instituto Peng Kun lo abrazó por los hombros, sonriéndole alegremente.

Lo tomó de las manos, y lo puso a bailar a su paso mientras tarareaba una canción extranjera.

Hui Ying iba a regañarlo, pero recordó algo.

No era como en su primera vida que se esforzaba por ser una alumno de excelencia, ¡había que terminar con los viejos hábitos! Estaba harto de fingir ser obediente.

En esta vida, no cometería el mismo error tres veces, ¡era tiempo de disfrutar de su vida siguiendo sus ideales! Debe de vivir bajo sus propias reglas.

Posó sus manos en las caderas de Peng Kun, y lo guió en el pequeño baile improvisado.

Mientras bailaban, Hui Ying lo molestó.

—¿Estás ebrio?

Peng Kun se sonrojó, e hizo un puchero, terminando con el baile.

—¡No, eres tan malo conmigo, Ying Ying! —se quejó.—Sólo estoy feliz de verte.

Hui Ying rió entre dientes, acariciando su cabello dulcemente.

—Fue un fin de semana genial. Gracias por invitarme a salir.

Peng Kun sonrió mostrando la hilera de dientes blanquecinos.

Pronto, Hui Ying notó la presencia de alguien más a la distancia. Hui Ying miró de reojo, y se petrificó.

—Peng Kun... Dime que no es quién yo creo.

Peng Kun miró abiertamente detrás de él, olvidándose de cualquier discreción, y palideció.

Peng Kun tiró de sus manos con seriedad, y dijo de manera mortal.

—Si creías que era un demonio tiránico, sí, sí es. —al ver la expresión de rabia contenida de Liu Zhi, Peng Kun añadió en pánico.—Hermano, es mejor que huyas, tiene una cara de que te va a matar, ve, le diré que tienes diarrea y tuviste que ir al baño.

Hui Ying puso los ojos en blanco. La excusa era muy cruda, ¡pero definitivamente era buena! ¿Quién podría objetar contra sus intestinos?

En esos segundos, Liu Zhi ya había llegado a Hui Ying, y había jalado su brazo.

—Vienes conmigo a mi oficina. —Hui Ying le hizo una seña a Peng Kun de que todo estaría bien, y se dejó llevar arrastrado hasta la oficina, intentando fingir que no notaba las miradas de todo el maldito instituto.

Liu Zhi y Liu Ya no eran los directores, eran más como los superiores del director, por lo que sus oficinas eran más grandes e imponentes que la del mismo director. En su escritorio pudo divisar una figurilla de dragón, no sabía porqué, pero llamó su atención.

Hui Ying esperó a que le exigiera la razón detrás de las bromas de pintura, pero su sorpresa fue que el hombre solamente sacó un gel antibacterial, toallas húmedas, alcohol, y demás limpiadores.

El Sistema De Reencarnación PerpetuaWhere stories live. Discover now