Capítulo 3: Circulo Cero

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Pasos firmes y continuos resonaban en el mármol que cubrían los pisos del ilustre château. Sin esperanza y arrepentimiento, se adentró en aquel bestial emplazamiento. Todo era brillo e iluminación, excepto en los rostros de los inquilinos. Éstos eran pocos, pero los pobres desgraciados eran esclavos de los pecados de su vida. Sus ojos temerosos y recelosos se posaron en su figura, hasta que atravesó el vestíbulo y se encontró en el pasillo rumbo a su habitación.

Tenía muchas emociones encontradas, pero allí, tenía que fingir no sentir nada. Siguió por el camino hasta que se detuvo, y miró con curiosidad la puerta entreabierta de la habitación que simulada ser un estudio. Oyó voces y se acercó para vislumbrar dos figuras que estaban teniendo una desquiciada conversación.

- ¿Es por esto que no te he visto durante todo este tiempo? ¿Por la inmunda bastarda? -inquirió la joven, elevando la voz hasta transformarse en un grito infernal.

- Mis asuntos no son de tu importancia -respondió el hombre, sin elevar la voz, pero aún así se oyó firme y severo.

- ¿No son de mi importancia? ¿En serio? Déjame aclararte que me has incluido en la mayoría de tus planes. Me prometiste que te desharías de ella si yo me deshacía de su hermana. Me has mentido Mith -Merari golpeó con fuerza el escritorio, lo que ocasionó que él se pusiera de pie. Le dedicó una mirada venenosa, y su rostro se volvió una fría mascara de crueldad, que se desvaneció al ver la presencia de Valquiria en la puerta.

- ¿Qué haces aquí? -inquirió él, pero pese al enojo, su voz sonó amable.

Valquiria ladeó la cabeza, y abrió más la puerta para hacer acto de presencia. Sus gélidos ojos se posaron en Merari, grises y con un juramento de venganza latente. Luego volvió a mirar a Mith y se encogió de hombros.

- ¿En que otro lugar podría estar? -respondió, acercándose a ellos.

Los ojos rojos sanguinarios de Merari la recorrieron de arriba hacia abajo. La repulsión y el odio hacían ebullición en su mirada. Ella era hermosa y letal, un poderoso ángel de muerte y venganza que se sentía amenazada por una cazadora. Pensar en eso, hizo sonreír a Valquiria. Merari luchó para que su rostro siguiera viéndose delicado y esbelto, porque su apariencia lo era todo. Se volteó dramáticamente hacia Mith, y tras darle una mirada de caprichosa furia desapareció.

- Tu novia está loca; cualquier psicólogo o psiquiatra lo confirmaría -sentenció Valquiria, sonriendo mientras se sentaba en el sitio que antes ocupaba Merari.

- Ella no es mi novia -renegó Mith, deshaciéndose del mal humor y retomando su lugar del otro lado del escritorio.

- Oh... -Valquiria abrió su boca, fingiendo verse abatida-. ¿Y cómo se supone que los ángeles y demonios cortan sus relaciones? ¿También usan lo de "tenemos que hablar"? ¿O porque uno se fue al infierno se debe entender que todo se termina? -preguntó.

El azul hielo de los ojos de Mith brilló, y pese a que quiso verse fastidiado, Valquiria supo que aquello le hacía gracia. Ambos mantuvieron sus miradas firmes en el otro, hasta que él pispió el cielo nocturno que la ventana dejaba ver.

- Volviste a ver a tu hermana -murmuró él. Aquello no era una pregunta. Era una verdad, a la que ella no podía escapar.

- Hoy es su cumpleaños -comentó, su voz tenía matices de nostalgia. Jugaba con el anillo en su dedo, recordando la mirada de su hermana al recibir el suyo propio. La alegría y la congoja se removían en los grises ojos que antes eran tan vivaces.

Un sentimiento de amargo reproche la recorrió pulsátil y venenosamente

- Ella estará bien -dijo Mith, y Valquiria asintió.

Legado III: La Emperatriz de los Bastardos [Finalizada]Where stories live. Discover now