Capítulo 21. El Ejército Bastardo

1K 125 8
                                    

El cuarto de entrenamiento se disolvió alrededor de Valquiria sin previo aviso. Por un milisegundo no vio nada, hasta que sus ojos se habituaron a la oscuridad. Ragnar chasqueó los dedos y el fuego brotó de cientos de piras, aclarando el panorama. La expresión de Valquiria se tiñó de blanco girándose sobre sí misma.

— Las criptas del palacio perdido —susurró elevando sus ojos hacia el gran árbol que se dibujaba a través de la gran caverna. Una fría sensación la recorrió, y no pudo evitar recordar la vez que estuvo allí mientras contemplaba en el altar, la tumba de Yaret, el hijo de Jane y Miguel.

— Son un buen sitio para esconderse —comentó Ragnar avanzando hacia el resto de las tumbas.

— ¿Tú has estado todo estos años aquí? —inquirió ella, y él ladeó su cabeza con un ligero encogimiento de hombros.

— Quizás —dijo crípticamente. Pero cuando Valquiria comenzaba a dudar sobre los hechos que allí ocurrieron, él la miró sobre sus hombros con una mueca soberbia—. No estaba aquí durante su visita, pero si me encontré con el desastre que dejaron. Gracias, por cierto —agregó.

Valquiria puso los ojos en blanco, siguiendo sus pasos con lentitud a través de las catacumbas. El frio y la humedad se escurrían a través de su ropa, y percibía un cosquilleo comenzar a hacerse cada vez más fuerte. Ragnar dejó de caminar, y con una rápida mirada le hizo saber que debía estar preparada para lo que viniera.

Ella esperó cualquier cosa, menos que una pequeña criatura amorfa saliera de entre las tumbas con lento caminar y sin animarse a observarlos directamente a la cara. La confusión y la curiosidad tiñeron la expresión de Valquiria. Buscó a Ragnar, y él solo permaneció de brazos cruzados hasta que la criatura estuvo frente a ellos en una especie de reverencia.

— ¡Señor, ha vuelto! —susurró la criatura, moviendo sus alargados miembros con inquietud. Poseía la piel arrugada y azulada, cabeza pelada y grandes ojos rojos como la sangre.

— Blue, quiero presentarte a alguien. Su nombre es Valquiria Von Engels, ¿Sabes quién es? —murmuró Ragnar, y la criatura asintió torpemente.

«¿Blue?» preguntó Valquiria, en su mente. «Así le puse... es azul» respondió Ragnar con aburrimiento, mirándola de soslayo. Ella lo miró con ironía antes de volver su rostro hacia el pequeño monstruo llamado Blue.

— La Emperatriz —canturreó Blue; su voz sonaba entusiasmada y casi eufórica. Valquiria se tensó con desconfianza, percibiendo que a su alrededor, había más seres como Blue. Y no eran unos pocos, sino cientos de ellos—. Mi señora, nuestra señora —decía una y otra vez Blue, olvidándose de la temeridad y mirándola con admiración.

El asco se mezcló con la confusión al notarlo cada vez más embelesado con ella.

— Ragnar, si me tiras un poco de información lo agradecería y quizás no te golpee al salir de aquí —advirtió con voz fría. La sonrisa torcida de Ragnar dejaba en evidencia que estaba disfrutando la confusión de ella.

— Ellos son como nosotros —declaró Ragnar, enigmáticamente, y ella lo miró horrorizada—. Bastardos —le aclaró, y ella asintió.

— Somos parte de una raza y no somos nada al mismo tiempo —murmuró Blue—. Somos bastardos, y le debemos lealtad —agregó, haciendo una reverencia. Valquiria retuvo el aire y parpadeó, sin saber que tenía que hacer o decir; algo extraño en ella. Se volvió hacia Ragnar y él se encogió de hombros.

— Son miles dispersos en todo el mundo. Me ha llevado años reunirlos y convencerlos que debían esperar. Han usado este sitio para su resguardo muchas veces, ahora ya están listos para luchar por lo que quieren: libertad —comentó Ragnar; su voz era analítica y melancólica—. Ya tienes a tu ejército, ahora es tiempo de luchar, Emperatriz de los bastardos —canturreó Ragnar, fingiendo reverenciarla.

Legado III: La Emperatriz de los Bastardos [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora