—Jimin me contó todo. —Suelta su padre de golpe—. En verdad lamento todo, hijo. Yo...

—No niego que fue doloroso tu indiferencia —le interrumpe—, porque en verdad quería ayuda, que me entendieras y seguir teniendo tu apoyo, pero... Ya no quiero estar con resentimientos.

—Sé que hice mal y por eso estoy aquí para que me perdones, debí apoyarte, creer en ti y ahora me doy cuenta cuán equivocado estaba. Perdón. 

—Eres mi padre y te amo. Sólo esperaba tener tu apoyo como siempre, no sabes lo difícil que fue y ha sido hasta el momento, papá yo... —sollozó, le era difícil decirlo sabiendo que todo estaba cerca.

—Lo sé y me odio por perder el tiempo. Quizás si hubiera estado para ti no pasarías tan rápido por ello, sé que es inevitable, pero..., con mejor cuidado tal vez... yo.. hijo... Perdóname, te amo y me duele saber todo y no poder hacer nada.

Sin más miramientos, TaeHyung llora en los brazos de su padre como un niño pequeño cuando tiene temor por algo. Se apega a él como si no quisiera soltarlo nunca. Extrañaba a su padre y ese afecto paternal por parte de él. Sólo quería ser un pequeño, que su padre lo abrazara y le dijera que todo iba a estar bien.

—Ya mi pequeño cachorro —le dice en susurros audibles para ambos mientras sobaba su cabeza—, papá está aquí, todo saldrá bien.

Y sus sollozos se hacen más fuertes al escuchar eso, lo deseaba tanto, pero era doloroso saber la realidad, aquella realidad donde por mucho que le dijera que todo estaría bien, era una mentira. 

Al menos, tenía a su padre de nuevo, aunque sea por un pequeño lapso de tiempo.

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30 de diciembre. 

Su cumpleaños no era el mismo este año, como muchas cosas más. Sus amigos le habían realizado una hermosa fiesta en casa, su padre se había quedado hasta ese día y se había marchado esa misma tarde, según, asuntos de la empresa. Su cachorro había llegado la noche anterior. 

Jungkook sólo le dio las cosas de su cachorro, se despidió de éste y se marchó sin más. Era doloroso saber que no recibiría un "feliz cumpleaños" de parte de él, lo comprendía, pero la realidad era más cruel.

Su pequeño llegó emocionado, contándole todo lo que había hecho, cuán divertido se la había pasado, aunque le dijo que no todo el tiempo, pero que su papá era genial. Su emoción creció más el siguiente día por el cumpleaños de su papi TaeHyung. Ayudó a sus —tíos— a organizar la pequeña fiesta en familia. 

Todo había sido maravilloso entre sonrisas. Era bonito hacer esos bellos recuerdos que, estaba seguro, se llevaría para ponerle paz a su ser. Sonrió al verles a todos con sonrisas y disfrutando sin ninguna preocupación, aunque sabía que en el fondo lo estaban.

Bellos momentos que atesoraría y desea poder congelar para siempre.

Fue un cumpleaños un poco agotador con un hiperactivo Jung Ahn y un —por primera vez— descontrolado Minnie. Le habían sacado risas, preocupaciones y felicidad. Tuvo suerte de tener a la familia para que le ayudaran. 

Su cumpleaños fue hermoso, con pequeños baches, pero la pasó bien, tenía a su familia —aunque no toda— y a sus cachorros. Era suficiente.

Ahora se encontraba agotado en la cama, con un Jungie aún platicón acurrucado a su costado, muy aferrado. Y un Minnie que descansaba a unos pasos de la cama, en una cuna la cual había movido para estar este tiempo junto a él. 

—Por cierto papi... los abuelos te mandan feliz cumpleaños. 

Le dice el pequeño, recordando que sus abuelos le dijeron aquello, TaeHyung sólo le sonríe, esos alfas eran unas personas excelentes, los extrañaría.

—Tus abuelos son tiernos.

—Sip, aunque tío Jin no, fue grosero con ellos por mandarte saludos. —dice, frunciendo el ceño. 

—Tío Jin tiene sus razones para comportarse así, bebé. 

—Como sea, fue el único que no quiso enviarte saludos cuando pregunté quién más lo haría a parte de mis abuelos.

—¿E-El único? —eso quería decir que...

—Sip, hasta papá lo hizo, costó que lo hiciera pero lo logré —sonríe recordando su victoria.

El corazón de TaeHyung da un vuelco al saber eso, aunque se mentaliza que fue sólo porque seguro su cachorro lo hostigó, aunque su ser no reacciona a su mente y se alegra por ello, su lobo también lo hace, pero aún con un poco de vergüenza. Sabía que no merecía el regocijo, pero de igual manera le fue inevitable.

—Cachorro... 

—Lo sé, papi. Sólo deseaba verte feliz.

Se mueve y besa la mejilla de su papi, el omega lo abraza con más ímpetu por lo lindo que era su bebé, un pequeño muy listo, demasiado, como su papá. 

—Te amo, bebé. 

—Yo también, papi.

TaeHyung sonríe, pero sus ojos se cristalizan, le dolía el tan siquiera pensar en el dejarles, en lo que su cachorro sufrirá por su culpa.

—Cariño...  

—¿Hmm? —dice el cachorro mientras se apega más a él y esconde su cara en el hueco del cuello de su papá omega.

—¿Aún recuerdas lo que hablamos? De que si en algún caso me llega a pasar algo...

—Sip, papi. Si te llegas a sentir mal y no respondes, debo de llamar a tío Jimin o tío Yoongi. Pero... ¿por qué preguntas, papi?

—Sólo asegurarme... —dice en voz baja—, ¿recuerdas cómo llamar?

—Soy un niño listo, recuerdo cómo me enseñaste, papi. —el omega pudo imaginar su sonrisa—. Papi... puedo escuchar tus fuertes latidos.

El omega quería decirle algo, pero su cuerpo no respondía, su ritmo cardíaco se incrementó y es como si su cuerpo se desconectó de su mente y no respondía a ésta. Su marca empezó a arder y picar, una sensación extraña lo invadió y sentía como la respiración le faltaba, no podía hablar o moverse y aquella sensación de quemadura que sentía por dentro, le estaba haciendo delirar. 

El pequeño se asustó al sentir aún más fuertes los latidos de su padre y se enderezó viéndole, fue algo aterrador para el pequeño de casi cinco años, ver a su padre con la mirada perdida, pálido y con aquella marca que se secaba de inmediato, viendo como desaparecía por partes, de una manera rara e inmediata.

—¡Papi! ¡reacciona! ¡papi! —el niño lo sacude pero el omega no responde. Lágrimas empiezan a ser derramada por el pequeño que llora y le grita que reaccione, nada funcionaba. 

Su llanto y gritos hizo despertar al pequeñín que yacía dormido, y como si el pequeño supiera, empezó a llorar. Jung Ahn lloraba mientras intentaba una vez más que su padre volviera en sí, no sucedía nada, estaba como congelado. Con su vista borrosa por las lágrimas, tomó el móvil de su padre que estaba en la mesita de noche y con manos temblorosas buscó el número de sus tíos. 

El omega que estaba en una especie de shock, lloraba, su lobo se escondió y tanto su ser como por fuera, lloraba al sentir y comprender lo que sucedía. El día que temía llegó, escuchaba a su hijo llamarlo que volviera, pero su cuerpo no respondía ante el llamado. Nada, sólo estaba aquella sensación que lo martirizaba por dentro y le hacía sentir todas aquellas faltas hacia su lazo, el cómo su vínculo estaba siendo roto, el cómo..., el cómo su alfa mordía a otra persona.

Un grito desgarrador hizo a su cuerpo estremecer y levantarse un poco, para luego caer de nuevo a la cama con sus ojos cerrados. Estaba hecho. 

Su alfa había mordido a otra persona y su marca había desaparecido, como él lo haría. 

BM~

La verdad no contada |KookV| [Omegaverse]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz