Capítulo#33

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Hasta el pecado de la lujuria fue virgen una vez.

Aunque en mi caso lo fui muchas veces a lo largo de mis incontables vidas. No lo recuerdo, pero por lo que me han dicho, en todas mis vidas humanas fui la mujer de Amon, o Aron, como se llame.

Pero mi primera vez-( la primera de todas)- fue de Arion.

_Estoy de espaldas a él. Me recoge el pelo y me lo posa en un hombro. Con suavidad va safando el lazo de mi corsé. Siento como se afloja hasta el punto en que comienza a resbalar por mi piel. Dejo ir el vestido que se hace un rollo en el suelo. Luego me ayuda a quitarme el corsé completamente. Me encojo ligeramente y mis brazos tapan mis enormes pechos.

Me deposita un delicado beso en el cuello. Pasa una mano por mi espalda, rozando mi piel como si tuviera miedo a que se desvaneciera.

Me giro para estar de frente a él. Sus ojos no bajan a mis pechos desnudos ni un segundo, se mantienen fijos en mi intensa mirada.

Comienza a dar pasos cortos hacia delante, haciendome retroceder. Cuando mis piernas tocan la cama Arion me sostiene para que no me caiga. Me deja en el colchón con delicadeza.

Me da un beso en los labios. Recorre mi cuerpo con su boca hasta llegar a mi ropa interior. Siento como cuela sus dedos en el elástico de esta y la baja despacio.

No estoy nerviosa...no estoy nerviosa. Al menos mi voz no suena tan convincente en mi cabeza.

¿Por qué vas a estar nerviosa? Él nunca te haría daño.

Y con ese pensamiento me relajé un poco.

Observo como se va desnudando poco a poco. Se despoja de su ropa dándose su tiempo. Creo que él piensa que me voy a arrepentir de esto.

Pero no lo haré. Nunca.

Así que cuando se sube sobre mi cuerpo con cuidado de no dejar que yo cargue su peso, le sonrío tranquilamente para demostrarle que no debe preocuparse.

Se apodera nuevamente de mi boca mientras me acaricia el rostro.

-Te amo- me susurra contra mis labios.

-Yo más.

Y con esas palabras me hace suya en cuerpo y alma. Para siempre. O eso creí en ese momento..._

Aunque también habían personas que daban por hecho que yo nunca fui pura. Que nací siendo una mujer de pecado.

_-¿En qué piensas?- me pregunta Asmodeo, sentado a mi lado en el césped.

Miro sus hermosos ojos llamiantes y le sonrío con cariño antes de pasarle una mano en la cabeza y despeinarlo juguetonamente.

¿Y si le dijera que pienso en ese hombre que tiene un pacto de sangre conmigo?

-En nada que un niño pueda comprender- respondo.

Sus ojos se agrandan y una chispa de sorpresa se apodera de ellos.

-¿Un niño?- repite incrédulo.

Entonces se lanza sobre mi. Me río cuando caigo en el césped. Acorralar mi cuerpo con el suyo y pega su boca a la mía.

-Pero te gusta mucho que este niño te haga cosas como estas...

Sus manos viajan por mi cuerpo. Decide besarme intensamente y yo me dejo hacer.

Sus dedos llegan a mis pecho y los masajean. Gimo y él muerde mi labio inferior.

-¡Asmodeo...!- gadeo en busca de aire.

-Dime cuanto quieres que te haga mía...

-Mucho- murmuro.

Me observa con una sonrisa perversa y asiente. Me besa el cuello mientras yo enredaba mis manos en sus mechones blancos.

Y no dudó dos veces en apoderarse de mi en aquél jardín, donde forjé ina nueva vida lejos de Arion_

El dolor punzante en mi brazo me hace despertar. Gimoteo e intento abrir los ojos. Se me hace casi imposible, pero lo consigo después de muchos intentos.

Estoy acostada en una cama, creo que en el cuarto de Asmodeo. Mi vista está un poco borrosa. Estoy mareada y me duele el antebrazo. Tanto que casi no puedo pensar en otra cosa.

Me propongo levantarme, pero algo me lo impide. Miro hacia abajo y distingo los fuertes brazos de Asmodeo rodeando mi cuerpo.

Intento girarme y su agarre aumenta para impedirlo.

-Quedate quieta- ordena.

Vuelvo a intentarlo y está vez él me estrecha contra su cuerpo, no me deja espacio para darme la vuelta.

-Descansa. Duerme otro poco- vuelve a hablar contra mi pelo.

- No quiero- me quejo.

-Pues, no es si quieres o no. Tienes que hacerlo- dice, autoritario.

Hago un puchero aunque no puede verme.

-¿Por qué tengo que estar aquí? Quiero levantarme.

Escucho un gruñido contra mi pelo y luego un suspiro tembloroso. Tengo la ligera sensación de que se libera de un peso profundo en su pecho.

-¿Sabes el susto que pasé cuando te vi desangrarte? Es como si volviera a verte morir en mis manos. Eso no es muy agradable...- no se despega, sino todo lo contrario, se acurruca aún más contra mi cuerpo.

Me quedo muy quieta. Su aliento roza mi nuca y me hace sentir completa. No tengo el valor de decir ni una palabra por miedo a que recuerde esa desgarradora escena.

-Ya casi es luna llena- murmura-. Solo falta una noche para que seas la misma de antes.

Reviso la venda que envuelve mi antebrazo.

-¿Luna llena?- cuestiono.

-El ritual de resurrección solo se puede realizar en luna llena- explica.

Interiorizo sus palabras y asiento. No es hasta unos minutos después que me doy cuenta a lo que se refiere.

-¡¿Resurrección?!

Asmodeo suelta una risita e inhala mi aroma profundamente.

-Básicamente, estás muerta.

Abro los ojos como platos.

-¿Morí en la cocina de mi casa?- susurro con pesar.

Asmodeo deja ir unas carcajadas y niega con la cabeza.

- No tu forma humana. No tu espíritu. Solo tu forma celestial.

Suelto un suspiro de alivio y relajo los hombros. Bajo el agarre de Asmodeo me siento protegida y querida, cálida.

Así que me permito cerrar los ojos. Un bostezo se escapa de entre mis labios.

-Duerme- vuelve a murmurar mi compañero y, al menos esta vez, mi cuerpo decide ovedecerle.

 Los siete pecados capitalesWhere stories live. Discover now