Capitulo 25

873 56 2
                                    

El toque de timbre indicó que todos los estudiantes debían abandonar la institución, mi única conversación en el día había sido con aquel chico del corredor... cuando me informó, -escasamente- lo que ocurría con los chicos.

Tomé mis libros y me dirigí al casillero para guardarlos.

-______ -Oí a mis espaldas, lo ignoré, no quería hablar con él- ¡Joder _____ te estoy hablando! -Exclamó furioso.

- ¡¿Qué demonios quieres?! -Cuestioné a gritos- ¡No quiero hablar con ninguno de vosotros!

-Créeme que nosotros tampoco queremos hablar contigo luego de lo que dijiste a nuestras espaldas. - ¿De qué hablaba?

- ¿Qué mier*da dije ahora?

-Claro, hasta la tonta. -Musitó con fastidio- Sabes muy bien lo que dijiste Jones.

- ¡Joder tíos! -Se unió una tercera voz- ¡Estáis formando un escándalo! -Gritó, reconocería aquella voz dulce donde fuera, pero ahora, se encontraba cargada de odio- Kendall vámonos. Los chicos nos esperan fuera.

-No iré a ningún lugar sin que antes me diga al rostro aquellas horribles e hirientes palabras que musitó a nuestras espaldas.

-Escucha Ke... Schmidt. -Mordí mi lengua para que su nombre no se fugara de mis labios- No tengo ni la menor idea de que hablas y Jay, ¿Qué diablos sucedió contigo?

-Cosas que no deberían de importarte... después de todo, ¿Qué importamos nosotros?, somos una carga. -Rió irónica, ¿Qué?, no, ellos no eran una carga para mí... es más, amaba poseerlos a mi lado, pero ahora estaba cabreada, aún, por lo de Kendall- Francis rápido, quedarme en el mismísimo lugar donde se encuentra una "traidora" a la que odio, no es muy cómodo

-Vosotros no sois.. -Alto, ¿Dijo "traidora a la que odio"?

-Llegaremos tarde. -Completó Jay tomando de la camisa a Kendall.

Me quedé allí observando cómo ambos se retiraban y a los otros estudiantes dejar el lugar, dejándome sola. Lágrimas resbalaron por mis mejillas, había logrado contenerlas, pero ahora ¿Cómo?, Jay me había dicho que ella y los chicos eran una carga para mí... cosa que no es verdad, solo lo había dicho una vez, en receso, hace unos días cuando estaba enfadada con todos -Aunque aún era así, pero no como antes-, ¿Lo habría oído?. Además... ¿Traidora?, jamás los traicionaría, nunca.

Sequé mis lágrimas deseando que esto jamás hubiese ocurrido, deseando que Kendall nunca hubiera aparecido en mi vida... así todo sería como antes, exceptuando a Chaz, habría terminado con él de una u otra manera. Ahora Jay me odiaba y mi vida diaria, cada vez se parecía más a aquella historia que le leí a Phoebe, solo que sus amigos fallecían en vez de enfadarse con Liza... pero ella se quedaba sola, sin nadie, hasta el momento donde uno de sus difuntos amigos, Christopher, se le acerca para musitarle las más bonitas frases que pueden existir, llenas de hermosos recuerdos.

- ¿Qué tal estás hoy _____? -Sonrió Ángela.

-Horrible. -Contesté seca.

- ¿Qué ocurrió?

-Un extraño cambio, eso ocurre. Mis dos mejores amigas ahora me odian y el chico al que... amo, debe de odiarme también junto con su bolita de amigos. -Pausé- Además, ahora todos son temidos por los demás. -Suspiré- No asisto una semana completa a clases y me pierdo de todo, ahora están con la idea de que son una carga para mí, cosa que es totalmente falsa.

-Lo siento... -Se disculpó.

-Descuida, yo al principio no les hablé, supongo que algo de culpa debo poseer.

No me asustas , Schmidt ||Kendall Schmidt y tu||Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt