Capitulo 30

898 43 2
                                    

(lean hasta el final)

Cada centímetro que se acercaba, yo retrocedía uno más, sus ojos color cafés penetraban mi mirada nerviosa, podría jurar que sabía todo lo que pensaba en estos momentos. Sentí que mi espalda topaba contra la pared y él, con su extremidad derecha apoyada sobre ésta, nos alejaba escasos centímetros el uno del otro.

—Hace poco tiempo te conocí, lo sé. Pero hay algo en ti que… no lo sé, me atrae, me gustas. —Musitó con lentitud, ahora nuestras narices rosaban.

—George... —Bajé la mirada— Lo siento, yo...

—“Amo a Kendall”. —Completó con una risita mientras mis mejillas obtenían un color más intenso que el rojo— Lo sé, pero… deseo esto más que nada en la vida. —Dijo acercándose aún más.

—No George, esto no está bien. —Hablé quitando su brazo de la estúpida pared que había provocado que nos acercásemos más— Yo no puedo... simplemente no puedo hacerle esto a Kendall, aunque no seamos nada, le quiero con toda mi alma... y también sé que siente lo mismo por mí, solo que... no sabe cumplir promesas... —Dije triste. Sentí sus brazos rodearme y correspondí a este abrazo al instante.

—Tranquila… —Susurró a mi oído y un escalofrío recorrió mi cuerpo, pero me sentía protegida bajo sus extremidades.

— ¿Sabes? No quiero perder a un amigo como tú. —Murmuré y me alejé centímetros de él— Es por eso que no... No atendí a besarte —Hice una pausa— ¿A qué se refería Kendall con “Quieres arrebatarme a otra persona más que amo”? —Cuestioné y visualicé como hacía una mueca de desagrado.

—No lo sé, solo lo dijo. —Musitó rápidamente— Ahm... debo ir a casa, mañana hay instituto y no despertaré si duermo menos de tres horas —Rió nervioso, ¿Cuánto tiempo había transcurrido desde mi llegada?

—Pero... 

—Adiós, cuídate. —Dijo mientras besaba mi mejilla y desaparecía por mi terraza.

No le di mas vuelta al tema y me dirigí al armario para buscar una pijama, pero claro, no había ninguna gracias a las criadas. Tomé una camiseta ajustada y un pantalón de buso, similar a la tela de un pijama, para luego, quitar las prendas que traía sobre mi cuerpo y reemplazarlas por estas otras.

Abrí mi cama y me adentré en ella, por unos segundos miré atentamente al blanco techo, pero luego decidí chequear mi celular.

“27 llamadas perdidas y 12 mensajes de texto sin leer”, indicaba mi pantalla. Primero revisaría las llamadas y luego los mensajes, mi rutina. 

“Usted tiene 25 llamadas perdidas de Kendall, 2 llamadas perdidas de Loueh”. Necesité leer más de cinco veces aquella información ¿Kendall había marcado a mi número tantas veces? ¿Estarán preocupados por mí?, no, claro que no, los rompe promesas jamás se preocupan por los demás...

Me dirigí a mensajes, todos pertenecientes a él y no abriría ninguno, de seguro solo serían más falsas promesas, por lo cual, borré todos y cada uno de aquellos mensajes de texto. Mis ojos, como siempre, adquirieron pequeñas gotitas de decepción, lo que ocurría realmente me lastimaba...

(...)

— ¡______! ¡Despierta! —Oí que gritaban a mi oído.

—Cinco minutos más... —Respondí somnolienta.

— ¿No despedirás a tu mejor amiga y a tu hermano, cuando no los verás en dos meses más?

—Lo siento... —Dije tallando uno de mis ojos— ¿Hora?

—8:23 AM.

— ¿Qué con el instituto? —Cuestioné, esta vez, bostezando.

—No asistirás un día, no creo sea problema. —Sonrió.

No me asustas , Schmidt ||Kendall Schmidt y tu||Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt