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   —Mierda, ¡TaeHyung, vas muy rápido! ¡¿Puedes al menos caminar más lento!?

   —¡SeokJin tiene razón! Soy un elfo ayudante de hacer juguetes, ¡No se supone que debería exponerme así a la nieve!

  El grupo de tres personas avanzaban entre la nieve. Había comenzado a nevar con algo más de fuerza, y pronto se haría difícil seguir avanzando. E incluso con ese, el chico con gran traje rojo y gorro de navideño insistió para ponerse en marcha, haciendo oídos sordos a las quejas de sus acompañantes.

  TaeHyung sonreía en grande, cargando una gran bolsa con toda clase de ingredientes, además de algunas recetas de postres. Mientras buscaba las cosas el clima comenzó a empeorar, sus amigos trataron de convencerlo de esperar. Pero él le dijo a JungKook que iba a llevarle los ingredientes, y quería cumplirlo.

   —Vamos, chicos. No hay tanto frío —restó importancia.

   —¿Qué dices? ¡No puedo escuchar nada porque mis orejas están congeladas! —gritó el elfo rubio.

   —JiMin tiene razón. ¿No podías esperar a que pasara la tormenta? ¿Es esto tan importante?

  TaeHyung se detuvo un momento, girando a ver a sus acompañantes con una sonrisa tímida—. JungKookie quiere hacer un pastel, pero le faltaban algunos ingredientes. Así que me ofrecí para llevárselos. No puedo decepcionarlo.

   —¿Y los juguetes, peluches, y flores son para?

  SeokJin señaló las otras dos bolsas que JiMin y él cargaban en sus espaldas, repletas de dichos objetos como para repartir a tres familias de tres hijos cada una.

  TaeHyung se sonrojó un poco sin borrar su sonrisa—. ¡Son para él, claro! Tengo que darle un buen regalo antes de irme a repartir felicidad por el mundo.

   —Pues gracias a eso, he tenido que apresurar la producción. Será mejor que el chico valga la pena.

   —¡Lo hace, lo hace! —gritó con felicidad al ver que se acercaban— ¡Vamos! Allá está su casa. ¿Lo ven? Ese es NamJoon. ¡Nam, Nam, ¿dónde está JungKookie!?

  El par tuvo que correr con velocidad tras el eufórico rubio que se aproximaba al híbrido, tropezando un par de veces por el hielo bajo sus pies. TaeHyung avanzó hasta quedar frente al oso polar, el cual lo veía con confusión al ver las grandes bolsas en sus espaldas.

   —¿TaeHyung, qué es eso? —preguntó señalando las bolsas.

   —Oh, son regalos para JungKookie —expresó con una sonrisa—. ¿Dónde está?

   —Ah, él estaba en su ca-

   —¡Maldita sea, por mis cascabeles! —interrumpió un agudo grito.

  Apenas unos pasos detrás, JiMin había caído de sentón en la nieve. SeokJin se encontraba a su lado, tratando ayudar al malhumorado elfo entre risas.

   —Ya, JiMinnie. Te crecerán canas verdes —rió SeokJin, levantando su mirada para ver al híbrido—. Hola, NamJoon.

  El híbrido sonrió con rapidez ante el cascanueces—. S-SeokJin, hola.

   —Hola...—repitió en el aire el guardia, manteniendo su mirada durante varios segundos.

  La iluminación de los suaves rayos solares se coló entre ambos, creando una sutil aura entre ellos atrayente mientras se miraban el uno al otro. Las peludas orejitas de NamJoon se movieron con nerviosismo, y SeokJin comenzó a jugar con los bordes de su uniforme. Se sonreían, soltando risas de forma nerviosa. Como si fueran torpes niños que no sabían de qué hablar.

El Cuento de TaeClaus── ⋙TAEKOOKWhere stories live. Discover now