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Kun asintió con una sonrisa cuando Lian le dijo que iba a salir con unos amigos. El muchacho sabía que ella se iba a encontrar con Xen y sabrá dios qué más harían.
Sintió una puñalada de dolor en su pecho y cerró los ojos con fuerza cuando escuchó la puerta cerrarse. Una amarga sonrisa se dibujó en su rostro, ya había tomado una decisión.

Iba a dejar libre a Lian.

Llevaban casados ya dos años. El matrimonio había sido forzado. Lian, quien ya estaba en una relación, estuvo en total desacuerdo; Kun, por el contrario, simplemente se había mantenido callado. Aparte de que sabía lo peligroso que sería ir en contra de los deseos de sus padres, estaba enamorado de Lian. Había estado enamorado de ella por tanto tiempo que ya no recordaba cuándo había empezado a hacerlo.

Los dos prácticamente se habían conocido desde que eran bebés, sin embargo, no se consideraban amigos ya que apenas habían hablado entre sí. Pertenecían a diferentes grupos, Kun era el chico nerd, mientras que Lian era el tipo de chica alegre, amigable y con suerte en conjunto con su novio Xen.

La pareja era la más adorable de toda la universidad. Ricos y hermosos, era como los describían. Kun ya había perdido todas las esperanzas de que Lian notara su existencia, hasta la llegada de ese fatídico día en el que les anunciaron que debían casarse.

El resto fue historia. Se casaron.

Pero Lian nunca dejó de ver a Xen.


Lian sabe que Kun sabía de su relación con Xen, no es como si se tomara la molestia de ocultarlo de todas maneras. A veces se sentía culpable porque Kun era el esposo ideal. Le daba de todo sin pedir nada a cambio. Era un hombre de negocios y el único rol que cumplía era el de acompañar a Kun en reuniones sociales, aparte de acostarse con él de vez en cuando.

La imagen de Kun desapareció de inmediato de su mente cuando vio la hermosa figura de Xen. Su novio era una belleza exquisita y se sentía orgullosa de ser su dueña.
Tomados de la mano exploraron la ciudad. Lian sonrió, estaba segura que después de que terminaran de explorar la ciudad, empezarían a explorar sus cuerpos y no podía esperar a que el momento llegara. Xen es un dios del sexo.


Lian llegó a casa pasada la media noche y se sorprendió al ver que Kun todavía estaba despierto.

–Kun... ¿todavía estás despierto?

–Sí, estaba esperándote...– dijo suavemente el muchacho y Lian supo que eso significaba que Kun quería tener sexo.



Supuso que había desarrollado un trato especial hacía él, porque el chico era muy generoso con ella. Nunca lo admitiría delante de Xen, pero también le gusta acostarse con Kun ... la gentileza de él era todo lo puesto a la actitud que tenía Xen en la cama. El muchacho lo trataba con si fuera un cristal frágil, siempre con cuidado... se aseguraba también de darle placer primero a ella antes de satisfacerse a sí mismo.

Lian amó la mirada llena de deseo que Kun le estaba dando. Pensó que había sido una buena idea el descanso que había tomado después de las muchas sesiones que había tenido con Xen. Dejó que sus ropas cayeran y cuando ya no tenía nada puesto, se sentó en Kun y empezó a jugar con el cuello de la camisa de éste.

Sin aliento, rompieron el beso. Lian jaló la parte baja de la camisa de Kun comenzando a sacar la camisa del cuerpo de éste.

–¿Cuándo aprendiste a besar así?–preguntó Lian impresionada mientras sus manos se mantenían ocupadas palpando la parte plana del bien formado abdomen de Kun. El muchacho simplemente se encogió de hombros como respuesta.

Lian sonrió antes de iniciar otro beso. Quién hubiera pensado que Kun, el nerd, poseía tan grandioso cuerpo. Recordó la primera vez que estuvieron juntos. Parecía una idiota al haberse quedado con la boca abierta al ver el cuerpo de Kun. Por supuesto que Xen se llevaba el premio, si es que tuviera que elegir quién tenía el mejor cuerpo. Pero había algo en el cuerpo de Kun que le traía un inexplicable sentimiento cálido cada vez que sus cuerpos se acercaban. También adoraba cómo el cuerpo del chico se moldeaba perfectamente con el suyo cada vez que tenían sexo.

Empezó a descender cuando Kun le detuvo.

–Cariño, aquí no...– susurró. Se puso de pie levantando a Lian, y se dirigió hacía su cuarto.


–Kun, mi cuarto...–

–Lian, sólo por esta vez. Por favor.– El muchacho la miró con ojos suplicantes.

Lian quiso protestar. No le gustaba el sentimiento de hacerlo en el territorio de su esposo. Tenía que ser en su habitación o en algún otro lugar neutral. Fijó la mirada en los ojos café de Kun, no podía decirle que no... no cuando le estaba mirando de esa manera. Así que asintió.

Kun sonrió ligeramente. Estaba decidido a hacer esta noche inolvidable para Lian de alguna forma... su última noche juntos.

Al llegar a la cama, sin esperar Kun empezó a besar a Lian de la forma más apasionada que conocía, exploró su boca y saboreó toda su dulzura. Nunca sería suficiente para él, siempre desearía más de ese apetecible sabor. Estaba a punto de perder la razón cuando empezó a sentir las manos de Lian acariciar su cuerpo, poniendo toda la palma de sus manos al momento de tocar sus duros abdominales. La muchacha masajeó la zona, deleitándose al ver como el otro se tensaba ante su toque. Sus manos se aventuraron, dirigiéndose más abajo, pasó una mano por la aún cubierta erección, mordiendo su labio por la excitación.

–Kun... ¿tan excitado estás?– bromeó.

–Cariño... no me hagas perder el control...– imploró Kun antes de sujetar la mano de Lian.


Lian volteó a ver a Kun... quería agradecerle por haberle dado la mejor noche de su vida.

–Kun...– sintió algo mojado en su hombro y empujó al muchacho. –¿Qué pasa?– Preguntó preocupada mientras secaba las lágrimas del rostro de Kun.

Kun sostuvo el rostro de Lian entre sus manos, presionó sus rostros y besó delicadamente la mejilla de la muchacha.

–Te amo Lian...– susurró.

Lian pudo sentir cómo su cuerpo se tensaba. No... seguro escuchó mal. Miró fijamente los ojos de Kun pero éstos le decían que no había escuchado mal.

–No... Principito... No... sabes que no puedes... no debes...–La histeria empezó a crecer en la muchacha. ¿Por qué Kun tenía que decir eso?

–Lo sé... lo lamento...

–¡No lo lamentes, Kun! Simplemente olvídate de ese sentimiento...–Agarro la bata y se dirigió rápidamente hacia su cuarto. Maldijo varias veces, no podía pensar coherentemente.



La muchacha no pudo conciliar el sueño en toda la noche. Ya eran las 5 a.m. cuando escuchó movimientos en la otra habitación... era algo típico, Kun usualmente salía a correr en las mañanas.

Con el miedo de que algún tipo de confrontación se diera se quedó en su cuarto.

Frunció el ceño al darse cuenta que ya eran las 8:30 y no habían señales de que Kun haya vuelto. Decidida salió de su cuarto, lo primero que notó fue que la puerta del cuarto de Kun estaba abierta. Se acercó para echar un vistazo y se dio cuenta que faltaban varias cosas... parecía como si...

¡No! Grito internamente. De repente sintió como el miedo se apoderaba de ella.

Entró a la habitación y encontró un folder y un sobre encima de la mesa de noche de Kun.

Primero decidió abrir el sobre, dentro, había un cheque de 5 millones de dólares y una carta.


"Lian,

Lamento haber arruinado la noche de ayer, pero no lamento haberme enamorado de ti, eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Gracias por todos los momentos que compartiste conmigo... Los guardaré dentro de mí por siempre.

Dentro del sobre están los papeles de nuestro divorcio, sólo tienes que firmarlos. Felicidades Lian, ya eres oficialmente libre. No te preocupes por nuestros padres, yo les explicaré todo. Mitad de mis propiedades han sido traspasadas a tu nombre... espero que cuando volvamos a encontrarnos podamos seguir siendo amigos. Te amo.

Kun"

Lian sintió como si algo le absorbiera toda la energía del cuerpo y se dejó caer en la cama de Kun. A pesar de estar confundida, de algo estaba seguro, la noticia no lo alegraba.

"Eres un cobarde, Qian Kun."

誠 Mientes → Qian KunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora