- Bien Nana, ¿Y mis padres? – pregunte dándole un beso en la mejilla y separándome de ella-

- Están en el salón de juegos.

- ¿Seguros, qué todo está bien? – preguntó de nuevo.

- Claro que si Nana Shin el día del joven Lee fue magnífico, saco excelentes notas y recibió seis declaraciones de amor – todo aquel reporte salió de los gruesos y rojos labios de Minho, yo simplemente rodé los ojos y caminé hacia aquella sala escuchando detrás de mí el eco que hacían las pisadas de Minho.

- No es necesario que me acompañes – dije antes de entrar a la sala de juegos – no creo que mis padres me quieran matar – comente con cierta ironía.

- No creo que sus padres se atrevan a hacer tal cosa, pero debo dar mi reporte del día de hoy.

- Terco – musité viéndole de reojo y entre sin esperar sus palabras, encontrándome con que mis padres jugaban Xbox; demasiado absortos del mundo, lo más seguro es que estuvieran apostando de nuevo, sonreí un poco negando por la madurez de mis padres - ¿Interrumpo? – en cuanto me oyeron mi padre puso pause al videojuego recibiendo un golpe suave en el brazo por parte de mi madre - ¿Apostando de nuevo? – pregunté divertido.

- Ya conoces a tu padre – dijo mi mamá mientras extendía sus brazos, sin dudarlo corrí hasta ella, pues más que nunca necesitaba de amor y atención.

- ¿Ahora resulta que fui yo? – rezongo mi padre fingiendo indignación.

- ¿Pasa algo mi niño? – musito mi mamá acariciándome el cabello.

- Si, quiero hablar con ustedes, tengo algo que pedirles.

- ¿En serio, y eso por qué? Hace tanto tiempo que no nos pides algo – preguntó asombrado mi padre mientras me tocaba la frente como si estuviera enfermo – ¿Te pico algo?.

- Ya papá, basta – pedí con una leve sonrisa en los labios, mi padre simplemente sonrío y rodo los ojos. Vi como Minho solo estaba en una esquina en una postura rígida y con la mirada baja así que le hice señales a mi papá para que no ignorará a Minho.

- Minho, ¿Listo para darme tu reporte? – preguntó señalándole una silla enfrente de él, Minho acató y recibió la botella de agua que mi mamá le ofreció – y bien, ¿Cómo se porto nuestro heredero? – preguntó seriamente.

- Todo fue normal señor Choi, buenas notas, entro a todas las clases, no se lastimó y recibió las típicas declaraciones de amor – dijo frío y tajante. Maldito Minho y su orgullo de pacotilla, que se lo meta por el cu...

- ¿Y ya le diste el sí a alguna o alguno?

- Mamá – dije un tanto ofendido pero con cierto rubor en las mejillas – ya sabes que no tengo tiempo para eso – forme un puchero y dirigí mi mirada hacia el suelo –

- Además sabes que Minho no lo permitiría – contraataco mi padre, ante lo cual solo me ruborice más mordiéndome el labio inferior; observé como el mencionado sonreía de medio lado y para ocultar dicho gesto bebía de aquella botella de agua, suspire entre los brazos de mi madre al ver como esos gruesos labios, rojos y carnosos que también conocía debido a incontables besos que antes recibía, rozaban la boquilla de la botella, tuve celos de ello, deseaba sus besos, extrañaba sus brazos, su sonrisa, su voz susurrándome al oído cada que podía, sus miradas posesivas y de deseo, lo extrañaba todo de él, pero saber que es un maldito orgulloso que no me dejo explicarle nada me hacía sentir más que decepcionado, pues en este tiempo parece que él esta de maravilla mientras mi dolor en el corazón aumenta día con día, mientras mi cuerpo pide a gritos obtener la atención de él; así que sin más debía de hacer aquello que decidí, pues dicen que al mal tiempo darle prisa así que...

SI TÚ TE ATREVESOù les histoires vivent. Découvrez maintenant