☀︎ | Capítulo 2

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<Hermano, escuché lo que pasó. Camille nunca me gustó. Apesta.> el mensaje de texto de Matías interrumpe mi lamento.

<Quién te dijo?> respondo.

<Camille. Quiere que te convenza de darle una oportunidad. Qué perra.>

<Que se pudra.>

<Oye, no estarás llorando en tu habitación, no?> Mati adivina exactamente lo que estoy haciendo. <vístete, que vamos para allá!! Ni se te ocurra llorar por esa zorra, que ni siquiera tenía un buen culo, como para que valiera la pena su drama.>

<Ugh, ni ganas> respondo con la esperanza de que no caiga con todos los chicos en mi casa. Pero cuando a Matt se le ocurre algo, no hay manera de cambiar su opinión.

<Llegamos en 20> es su respuesta.

Y bien puntual que es el hijo de perra, veinte minutos después se encuentra tocando el timbre de mi casa junto a Elías y Manuel.

-¡Trajimos cerveza!- exclama emocionado Matt en el momento que abro la puerta.

Salgo de la casa y cierro la puerta con llave detrás de mi.

-¿Qué haces?- pregunta Manny.

-No vamos a entrar a mi casa, mis padres están durmiendo. Si los despertamos, me castran. Tenlo por seguro.- explico. Y es verdad, mis padres trabajan como guardias en una oficina y, al ser nuevos, tienen el turno nocturno.

Lo cual apesta, porque pasan todo el tiempo durmiendo o trabajando, pero nunca conmigo o mi hermana Valentina.

-Bien, vayamos a mi casa, entonces- suspira Mati derrotado, y todos comenzamos a caminar a su mansión (sí, sus padres son increíblemente ricos), que se encuentra en un barrio lleno de casas enormes a unas cuadras del mío.

-Entonces...- dice Elías -¿Finalmente vuelves a ser soltero?

-Si...- respondo sabiendo que esa pregunta iba dirigida a mí. Todos mis amigos son solteros, y nunca paraban de decirme cómo debía terminar con Camille así podíamos ser "libres" los cuatro juntos.

-No me jodas que estás triste.- dice Manny. -¡Camille era una bruja!

-Lo sé- exhalo. No soy ciego, siempre supe que Camille era mala persona. Pero conmigo era diferente. Así y todo, me enamoré de ella. ¿Qué puedo decir?-Pero yo me en...

-Sí, sí, entendimos- me interrumpe Mati. -Te enamoraste, como un maricón. Ya está. No nos vengas a llorar, que estamos para levantarte el ánimo.

-No es tan simple...- intento explicarme, pero sé que con Matt no hay caso.

-¿Qué no es tan simple? Tiene que haber algo para hacerte feliz.- discute.

-Bueno...- digo -Tener diez millones de pesos no estaría para nada mal.- Río al ver la mirada exasperada de mi amigo.

-Claro, porque yo cago billetes y todo.- dice.

-¡Eres rico!- exclamo y Manny y Elías ríen ante la escena que estamos armando.

-Sí, pero no te daré mi herencia a ti.- se burla, pero luego su cara se vuelve seria. -Mira... tengo... 5.000 pesos- dice contando unos billetes en su bolsillo.

Cinco mil pesos es... muchísimo, al menos para mí. Aparentemente no lo es para Matt... cabrón millonario.

-Puedo dártelos, si eso te levantará el ánimo- continúa hablando. Mis ojos brillan. Con eso podría hacerles a mis padres una cena de verdad, en lugar de arroz. Y podría comprarle unas nuevas zapatillas a Valentina. Las suyas ya le quedan pequeñas, pero al ser demasiado caras no podemos permitirnos comprar unas nuevas. -Pero... - pero, siempre hay un pero. -tienes que hacer algo para ganártelos. - sonríe perversamente hacia mí.

Diablos.

-¿Qué quieres que haga?- pregunto tapando mis ojos del sol. Mierda, qué día caluroso que hace... ya estoy transpirando y tan sólo caminamos unas cuantas cuadras.

-Mmmm...- se hace el que piensa, mientras mira a su alrededor.

Su rostro se ilumina cuando sus ojos se encuentran con algo a mis espaldas.

-¿Ves a esa chica de allí?- señala con su dedo y me giro para verla.

Es una chica que se encuentra al otro lado de la calle. Está hecha una bolita en el suelo apoyada contra la pared y parece estar... llorando.

-Hazla reír.- me dice.

-¿Cómo?

-Si logras que ría, estos 5.000 pesos serán todos tuyos.- me muestra el montón de billetes.

-¿Así de fácil?- pregunto incrédulo, y Mati asiente.

-Aunque no te creas que hacer a una chica reír es tan simple.

-¡Eh! ¡Yo también quiero!- se quejó Elías.

-Lo siento, Eli, pero aquí al que engañaron es a Cole, no a ti.- responde Mati, y el chico rueda los ojos. -¿Entonces? ¿Lo harás?- se dirige a mí.

-Obvio.- me giro decidido y camino hacia la chica.

La verdad es que no tengo ni la menor idea de cómo voy a hacer que ella se ría.

A medida que me voy acercando a ella voy notando cosas que antes no había visto, como que usa ropas de talles muy grandes, y que su cabello es rubio y resplandeciente.

Sigilosamente me deslizo contra la pared a su lado. Noto como todos sus músculos se tensan y su cuerpo se pone a alerta.

Me acerco a ella para hablarle y gira la cabeza abruptamente para mirarme. Su rostro está rojo y sus ojos miel ligeramente hinchados, cosa que encuentro malditamente adorable.

Con ese cabello rubio brillante y esos ojos dorados la chica me recuerda a un brillante sol. Pero uno adorable, no como el de los teletubbies.

Pasan unos segundos en silencio y la duda me entra... ¿Qué le voy a decir? ¿"Oye.. ríete así me pagan"?

Podría funcionar... aunque aún así estoy un poco nervioso.

-Oye, hola, lamento molestarte.- digo mirándola a los ojos -¿Te molestaría...? eh...- dudo buscando la mejor manera de pedirle que ría. -¿Te molestaría hacer como que dije algo muy gracioso y reír? Sólo una fuerte carcajada y listo.

Espero a una respuesta pero ella simplemente me mira a los ojos.

Intento leer su rostro pero no tengo la menor idea de lo que piensa en este momento. ¿Estará enojada? ¿Se reirá?

No lo sé.

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Por si no se entendió, este era el punto de vista de Cole de como terminó en esa misma situación. Voy a hacer eso bastante en esta novela.

¡Muchísimas gracias por leer! El martes que viene publicaré la interacción entre los dos jajaj... tengo que decirles que está interesante.

¡Besos!

-V ☀️

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Forcing Smiles ©Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt