Capitulo 3; Última fogata

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Editado.










Sube de una maldita vez― Ethan blanqueó los ojos luego de que volviera a negar con la cabeza y me distanciaba de él.

― No. Dije que no subiré a esa...cosa― dije con cierto desprecio cuando dije “cosa”. Si había algo que odiaba en el planeta tierra eran las motocicletas, les tenía terror. 

Además, el conductor de aquella motocicleta era nada más y nada menos que el irresponsable de Ethan Blair. Simplemente no podía aceptar que un demente como él me llevara en su jodida motocicleta, además, ¿en qué mundo paralelo la hija del oficial se subía a la motocicleta de un jodido criminal? Sólo en las estúpidas novelas de romance.

― ¿Cosa?― Ethan frunció el ceño y me miró de arriba a abajo, claramente indignado. Su expresión casi me hizo sonreír―.  Tú eres una cosa.

― ¿Perdón?― solté una risa cargada de cinismo provocando que Ethan asintiera sin dejar de mirarme. 

― Estás perdonada― hizo una seña con su cabeza a la vez que lo maldecía por lo bajo―. Ahora sube. Estoy de buen humor, no hagas que eso cambie, Johannson.

En su rostro se mantuvo la misma expresión seria e intimidante de antes. Mientras tanto, permanecí de pie a unos pocos metros de él sin tener la mínima intención de cambiar de idea.

No me intimidaba, si era eso lo que buscaba.

― Nunca te pedí que me llevaras a casa. Puedo irme caminando, sé el camino de regreso a casa.

Antes de darme la vuelta para emprender mi camino hacia cualquier otro sitio menos a casa, Ethan me detuvo y soltó una risa que me hizo fruncir el ceño, incrédula. 

Repentinamente, su dedo índice se coló debajo de mi camiseta cogiéndome por sorpresa y sin dejar de mirarlo a los ojos, me acercó hacia él. Fue tan repentino que no reaccioné hasta sentir su piel rozar la piel de mi estómago. Ignoré el hecho de que logró ponerme la piel de gallina en cuestión de segundos.

― No quiero arriesgarme― murmuró mirándome desde arriba. El sol iluminaba sus ojos azules y causó que su piel se viera más bronceada que de costumbre, en cuanto reaccioné, aparté su brazo de mí, siendo algo brusca en el proceso. Sin embargo, a él no le molestó―. No quiero dejarte ir por ahí para que te desvíes del camino a casa y pongas una denuncia en mi contra.

Alcé las cejas. Bueno, no se me había pasado por la cabeza aquella idea pero era obvio que no iba a ir a denunciarlo. Jamás se me hubiera ocurrido, además, tenía mi cabeza en cualquier otro sitio.

― Oh, bueno― coloqué distancia entre ambos―. En realidad, no estaba dispuesta a poner una denuncia en tu contra. Pero es inútil que te diga todo esto porque de todos modos, no confías en nadie.

Su dedo índice me apuntó y retrocedió unos pasos. Con una sonrisa situada en sus labios, habló:

― Touché― me guiñó un ojo y luego echó un vistazo al reloj que se encontraba en su muñeca para soltar un suspiro―. Será mejor que subas de una jodida vez, lo digo en serio. 

Antes de abrir la boca para negarme una vez más, el timbre de cambio de horario hizo presencia entre nosotros y ambos dirigimos nuestras miradas hacia los estudiantes o mejor dicho, al equipo que salía del instituto. Entre ellos, pude distinguir a Tyler.

Mierda.

― Sube― dijo. Se aproximó a mi oído y susurró―: No queremos que nos vean juntos porque estaremos en problemas si eso llegara a suceder, ¿no?

Entre Sombras (Anteriormente: Dangerous Love) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora