Capítulo 5

50.4K 5.8K 1.5K
                                    



Luna

Doce horas antes

Secretos, por supuesto que todo el mundo tiene secretos.

Digo, no es como que andes por ahí diciéndoles a todas las personas lo que te pasó, lo que dijiste o lo que pensaste o que llegaste a tocarte pensando en Harry Styles. Todos esos son secretos, que no puedes contarle a nadie, por supuesto.

Yo también tengo secretos, no es que sean de gran magnitud, son normales y sencillos; como por ejemplo, que perdí el anillo de compromiso de mi jefa, que ya no tengo novio, ni mejor amiga, que quiero tener un auto, que a veces fantaseo con que Nick Jonas deja a Priyanka Chopra y me declara su amor, que ser adulta es una mierda, que odié el final de Harry Potter, que tengo un perfil en un sitio de citas, que estoy usando la ropa interior nueva de mi hermana que compró ayer en Victoria Seacret, que no vuelvo a usarla porque no es nada cómoda, es que mi hermana es otra talla, no sé porqué se me ocurrió usarla.

En conclusión, son secretos... como los de todo el mundo.

―Oye... ―Le hablo a la chica a mi lado. Ella entonces deja su atención en la revista de moda que sostiene y me mira a mí. La chica lleva un gorro rosado en la cabeza, guantes a juego y tiene una expresión angelical que da ternura. Es como una versión joven de Liv Tyler con los ojos oscuros. ―¿Tú tienes secretos?

Mi mejor amiga Ana y yo no nos guardábamos secretos. Al menos eso es lo que creí. Lo habíamos jurado hace años debajo de un cerezo en el kínder, pero ella había olvidado la promesa al parecer y se cogió a Andrés, mi ex. Menudo secreto ¿Eh? Maldita Vulpécula (me había investigado todos los sinónimos de zorra que existen y ese fue el único que encontré).

En fin, la vida fuera más fácil si te avisara con una música de miedo cuando estás a punto de hacer una pendejada ¿No? Como meter en tu casa a tu supuesta «mejor amiga» desempleada o pagar todas las cenas a las que te «invita» tu novio infiel, quién ni siquiera te daba un regalo de cumpleaños. Y ni siquiera logré lo que quería, así que maldito tiempo perdido.

―Sí. ―Escucho entonces a la chica a la que le había hablado hace un momento. Cierra la revista para mirarme y contesta: ―Mi ropa interior me está dando comezón. ―Enarco una ceja, ella se encoge de hombros y continúa la lectura de su revista. No era a lo que me refería, pero vaya secreto para comentar en el transporte público. ―¿Tú tienes secretos?

Suelto un bufido y me dan ganas de echarme a reír. Parece estar concentrada en el artículo que está leyendo pero al mismo tiempo parece prestarme atención.

―Tengo miles.

―¿Miles?

―Si... como que mi hermana va a matarme si se entera que me puse su ropa interior nueva de Victoria Seacret. ―Señalo a mi hermana de manera disimulada, está sentada al otro costado mío gritándole a un tal Eliezer que se comió sus donas glaseadas en el break. ―Todavía no me perdona que usé su vestido favorito para ir a su competencia de Yudo cuando yo tenía como cinco años.

Mira de Luisa a mí:

―¿Te quedaba?

―No, ella tenía quince años, pero mis padres ni siquiera lo notaron hasta que llegamos al lugar de la función y Luisa soltó un grito... era un vestido corto y a mí me llegaba abajo de la rodilla tal vez... no sé, casi no lo recuerdo. ―La chica suelta una risotada y agrega su propia anécdota:

―Una vez me puse la ropa interior de mi hermano para saber qué se sentía ser hombre y mear de pie. Y sí que era cómodo, aunque no pude mear de pie y regresé a casa a decirle a mi madre que tenía pis encima. Con la ropa interior de mi hermano puesta. ―Me hace soltar una carcajada, la chica suelta una risa y va a agregar algo pero entonces mi hermana me toma del antebrazo y tira de mí.

Se busca novia © (Disponible en Amazon 🌸Digital, Papel y Kindle Ilimitado🌸)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora