Cap. 15 | Oídos sordos.

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Dato curioso:
Escribí la mitad de este capítulo en el baño, asies. 😶

Aclaración:
La historia está situada (por el momento) en el 2001, por lo tanto las únicas edades que han sido modificadas son las de Kakyoin (1981), Polnareff (1977), Jotaro (1980) y Jolyne (1981), además de que también cambié la relación padre e hija que tenía con Jotaro por una de enemistad, es decir, no se caen bien pero tampoco mal. Sobra mencionar que anulé varias muertes para este fanfic, entre ellas están las de Kakyoin, Avdol, Bucciarati, Narancia y Abbacchio.
El cuerpo de Joseph fue modificado también.

Cualquier pregunta sobre la historia son libres de preguntar, estaré encantada de responder.

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Ya era tarde, muy tarde.

Se suponía que iría a la estación del tren a las 6:30 de la madrugada, hace una hora y media... Me quedé dormido y estaba arreglando rápidamente todas mis cosas, incluyendo mi cabello rojo como cereza.

Mi madre y padre debían estar dormidos en su casa... No sabían que saldría de Morioh pero es que decírselo me partiría el corazón y aún más si supieran la razón, ellos no lo permitirían para nada.

Me miré al espejo, observé a detalle mi apariencia haciendo énfasis en mis ojos. «Mamá mírame, dime, ¿Qué es lo que ves?» pensaba incansablemente rogando mentalmente no ver esa ilusión nunca más, me dolía saber que probablemente estaba perdiendo la cabeza, estaba imaginando incluso diálogos de personas cercanas como Jotaro, Josuke y Okuyasu, digo, ¿Por qué ellos podrían verlo también? No están dementes como yo, no es posible que puedan hacerlo. Jolyne me dijo que no veía nada con un rostro preocupado, ella más que nadie sabe que he perdido la cabeza por completo.

Entre lágrimas que rodaban por mis mejillas cerré los ojos tomando el valor suficiente para marcharme sin haberme despedido de nadie, ¿Para qué? No tendría sentido hacerlo, iba a ser patético que me vieran asustado cuando eso aparecía y me miraba fijamente sin moverse. Desde que soy niño ha estado conmigo, ese maldito reptil verde no se ha marchado.

De nuevo abrí los ojos. «Padre mírame, ¿Cuándo podré ser libre?» No sabía si en serio podría preguntarle eso a mis progenitores pero quería hacerlo, sentía necesitar sus palabras antes de cometer cualquier error del que podría lamentarme en un futuro no muy lejano... Sin embargo no lo hice.
Tomé mi maleta y salí de mi departamento no sin antes haberle dado un vistazo a mi sala tan cuidada y ordenada, no sabía si iba a volverla a ver.

De hecho ni siquiera sabía a donde iría subiendo al tren.

—Deja de llorar, Kakyoin... –susurré entre dientes con un tono enfadado, odiaba llorar por no tener valor.

Pasé casi violentamente mi manga derecha por mis ojos limpiando las lágrimas que nublaban mi vista para ese momento, cerré la puerta con llave y empecé a bajar las escaleras del edificio. Debía de irme si quería alcanzar el tren que pasa a los 8:00, sólo así llegaría temprano a cualquier lugar.
En mi trayecto hasta la entrada principal no encontré nada más que silencio, silencio que empezaba a doler desgraciadamente pero no le di tanta importancia, debía aprender a aguantar el dolor de ahora en adelante y ser capaz de ocultar todo con una sonrisa.

Nunca fui así, nunca me preocupó ese amiguito hasta ahora, ¿Por qué? Tal vez es debido a las conversaciones que mi mente me inventaba, era imposible que ellos pudieran verlo también pero Jolyne, Koichi y mis padres no, ¿Qué clase de ilusión era esa? No me gustaba, era tenebrosa y preocupante.

No Dignity [JotaKak]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora