Cap. 9 | El amigo de mi madre.

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Dato curioso:
¿Sabían que la mayoría de capítulos, incluyendo este, han sido escritos mientras estoy en clase de matemáticas? Específicamente de matemáticas.

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—¡Jotaro! –gritó mi madre cuando fui a visitarla. —¡Mi Jotaro hermoso! –en cuanto menos me lo esperé se me vino encima, comenzando a besarme el rostro con mucha continuidad y ruido hasta que decidí apartarla a la fuerza. —¿Qué pasó, Jotaro? Hace mucho que no vienes con mamá, te extrañé mucho.

—Si, si, ya guarda silencio antes de que me arrepienta por haber venido y me vaya –sólo así logró callarse. —¿Puedo pasar a tu casa sin que me beses?

—¡Claro que sí, Jotaro! Sólo que no estoy sola el día de hoy, debes de soportar la compañía de alguien más –dicho esto se hizo de lado y yo pasé con cierto disgusto por su comentario. Si era mi padre no me gustaría estar aquí, no quiero recibir sermones de su parte.

—¿Es Sadao? –ella negó casi de inmediato con un quejido. —¿Cuándo volverá ese hombre de su estúpida gira? Siempre me desesperó que nunca estuviera en casa contigo, por eso me dabas todo tu obsesivo amor a mí... –suspiré acomodándome la gorra. —¿Quién vino? ¿Lo conozco?

—No, no lo conoces. Es un joven que vive por aquí y desde hace unos días me ha estado ayudando con los quehaceres pesados. –volteé a verla con extrañeza, mi madre sí es de ese tipo de personas que confían en todos, o bien, casi todos. Capazmente el hombre al que ha estado trayendo a casa es un ladrón y ya se ha llevado varias de las cosas de valor.

—¿Y quién es? –pregunté regresando la mirada al frente, buscando por encima al chico que había mencionado. —¿Es confiable?

Mi mamá sólo me sonrió y se fue de largo, ya sabía lo que iba a hacer. Mi madre no es de describir a una persona con palabras, sabía que iba a traerla para presentarme con él.
Esperé sentado en el sofá a la vez que escuchaba a lo lejos la risa de esa mujer acompañada de otra risa un poco más sutil y calmada, ¿Quién es? Vine a comer, no a conocer nuevas personas.

—Hijo, él es la persona de la que te hablé –sin ganas volteé a verle, ella estaba acompañada de... Kakyoin. —Se llama Kakyoin, va en la universidad y...

—Si, mujer, ya conozco a este tipo –sorprendentemente no tuve una reacción especial al verlo, sólo sentí mis sien punzar muy repetitivamente. ¿Qué clase de mala suerte es la que tengo?

Kakyoin me miró y juro haber escuchado como tragaba saliva. Yo me levanté del sillón, caminando en dirección a la cocina, yendo directamente al refrigerador el busca de cualquier comida que pudiera haber dentro. Lo iba a ignorar, tenía que ignorarlo para ser feliz conmigo mismo aunque fuera por el tiempo restante que estuviera aquí. Parece que no es suficiente lidiar con mi madre, ahora él también está aquí.

—¡Jotaro! ¿No lo vas a saludar? –jaló a Kakyoin por la muñeca trayéndolo hasta mí. —Si lo conoces con más razón debes de saludarlo, ¿Acaso yo te eduqué así?

—No, mujer, no me educaste así –miré de reojo al muchacho este. — Pero no quiero saludarlo, es todo.

—No me sentiré bien si no te saludo... Buenas tardes, JoJo –comentó Kakyoin sonriendo y haciendo una leve reverencia. —Me alegra ver que estás bien.

Yo me quedé callado. No iba a saludarlo, eso ya lo había dicho y no iba a cambiar de opinión nada más para quedar bien con él y con mi madre, no me interesa en lo absoluto dar una buena impresión, no soy hipócrita. Como lo único que había conseguido por el momento era cereal y leche, me serví ignorando por completo la presencia del cerezo.

—Jotaro, deberías ser más amable –comentó Holy antes de retirarse del lugar donde estábamos, dejándonos solos a mí y a Kakyoin. Hubo un silencio que duró varios segundos hasta que yo decidí hablar.

—Ni siquiera preguntaré por qué estás en mi casa. –dije concentrándome únicamente en comer, por lo tanto tampoco le miraba. —Sólo quiero que no te pases de listo con mi madre. Podrá verse muy ingenua e incluso es ingenua pero yo no, cualquier cosa que le hagas te la voy a regresar al doble, ¿Escuchaste?

—Tranquilo, JoJo, tu mamá es una mujer muy amable, sería incapaz de hacerle algo. Es el tipo de persona de la que le gustaría enamorarme. –respondió con tono alegre, cosa que no me pareció para nada. Alcé la vista a él y le observé detenidamente antes de dirigirle la palabra.

—¿Ves? Ya andas iniciando con tus estupideces, cuida más la boca en mi presencia si no quieres que te la reviente como la otra vez. –Jugué indirectamente. —Ahora que sé que andas más por aquí comenzaré a venir para vigilarte. Si ayudaras a otra persona me daría igual, o bueno, con mi madre también me da igual pero no al grado de dejarla sola contigo.

—Te entiendo, JoJo, yo haría lo mismo sí un desconocido fuera a mí casa con mi madre todos los días, me daría desconfianza así que no te culpo. –se sentó en la silla frente mía, desviando la mirada a algún punto de la cocina. Yo seguía comiendo sin mirar ya el contenido de mi tazón.

—¿Sabes, Kakyoin? Tú y yo tuvimos un pésimo inicio... –comencé a hablar con desinterés en lo que iba a decir. Esto iba en contra de todo lo que opinaba sobre el pelirrojo. —Y bien, por más que intento evitarte siempre apareces en mi camino. ¿Ya entiendes lo que quiero decir o en serio vas a obligarme a decir todo?

—Te entiendo, JoJo –suspiró con una sonrisa volviendo a mirarme con su semblante tranquilo. —Si, estaría bien que iniciemos de nuevo, borrón y cuenta nueva, ¿Te parece?

—Pues por más que no quiera, está bien, Kakyoin. Pero eso no significa que seremos amigos, solamente ya me harté de estarte evitando a ti y a todo tu grupito de amigos incluyendo a la lesbiana de Jolyne, ella es la que más me ha molestado hasta el momento. –jugando tomé una cucharada de cereal y le hice avioncito al cerezo en un intento de molestarlo. Extrañamente se le quedó mirando a la cuchara y en cuestión de segundos se comió lo que le ofrecía. Yo apreté los dientes y tras suspirar con pesadez volví a comer. —No tenías por qué hacer eso, Kakyoin, prácticamente me estoy comiendo tus babas ahora mismo.

—Pensé que querías que me lo comiera... ¿O esperabas que me molestara? Desde que comencé a ayudarle a tu madre, comer de avioncito es algo habitual en esta casa. –tenía razón, Holy podía llegar a ser muy enfadosa e infantil con todos.

Me quedé callado y esperé con ansias el momento en el que Kakyoin se fuera de casa.

No Dignity [JotaKak]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora