Capítulo Veintiocho

307 22 3
                                    

¿Eres tú?

□□□●□□□

Khaisie

-Aaron-dijo mi yo de doce años, agazapada en lo más oscuro del armario que perteneció a mi abuelo, observando con pasmo al chico frente a mí. El corazón se me revolvía en el pecho, mis pulmones colapsaban como un motor descompuesto y, en menos de dos minutos, rezé más que en todos mis años de vida-. Quédate conmigo, por favor.

Aaron me sonríe con una vivacidad que solo demuestra lo aterrado que está.

-No será mucho tiempo-me asegura-. Iré a ver que quieren y volveré a buscarte para que nos vamos muy lejos.

-¿A dónde yo quiera?-pregunto.

-Por supuesto-Suelta una risita que sono más bien como un jadeo-. Pero por favor, que no sea a Disneyland.

Me echo a reír y al instante me cubrí los labios. Aaron no quiere que me escuchen.

-Promete que volverás. Promete que te quedarás conmigo pase lo que pase-ruego, sintiendo que mi cabeza espera la caída de la guillotina-. No hay nada que quiera hacer si no estás a mi lado.

-Para tener doce años eres muy intensa-besa mi frente-. Lo prometo, Khaisie.

Un ruido llega desde la cocina: pistolas, pasos, risas varoniles...

Palidezco.

-Sé fuerte, cuídate, defiéndete y por lo que más quieras: sé diferente para darle a la gente algo de que hablar...te quiero, Khaisie.

Me abraza, fuerte. Lágrimas frescas mojan mi franela y, tan rápido como un dolor de cabeza, Aaron simplemente desaparece.

-¡Aaron!-no pude evitar gritar, con el alma tan rota que me cortó la respiración. Me abrazé a mi misma, evitando romperme, evitando caer en la desesperación...no podía permitírmelo, debía ser fuerte.

Esa idea duró poco.

Al segundo empecé a llorar, horribles sollozos brotaron de mi garganta como una madre que pierde a su hijo. Me sentía sola, a la deriva, sin seguridad...

Decidí salir del armario y bajar. Aaron me necesitaba. Abrí la puerta y bajé las escaleras con una navaja entre mis dedos; todo estaba oscuro, los truenos iluminaban la casa un segundo y, cuando llegué al final, terminé de partirme en pedazos, doblándome hasta caer al piso echa un ovillo.

No le deseo a nadie lo que ví a mis doce años. Pero lo que sí desearía es olvidarlo todo.

Pero lo malo nunca se olvida.

Repití las palabras de Aaron en mi mente:

《Te quiero, Khaisie. Te quiero, Khaisie. Te quiero, Khaisie》

DULCES MENTIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora