Capitulo 5: Millas lejos.

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─Se siente como que hemos caminado miles y no hay ninguna señal..─Murmuro a cambio Camila, un tanto preocupada.

─¿Cuantas veces hemos pasado por aquí?─Pregunto significativamente, una sonrisa tranquilizadora en su rostro─ En segundos veremos el cartel que Josh pintó. ─ Lauren escogió las palabras correctas, sabía que la mención de del cartel les traería recuerdos y así, pensarían en otra cosa. Josh era un viejo amigo, y una de las tantas noches en las que sus cuerpos estaban intoxicados, caminaron por las desoladas calles y cuando se encontraron con el pequeño espectacular que les daba cordialmente la bienvenida a Jarrow, el chico Rubio creyó que sería buena idea demostrar que South Shields era mucho mejor por un sin fin de razones. Las calles aparentemente no estaban tan desoladas como ahora porque policías pasaban en su auto, y Josh término durmiendo en la comisaría aquella noche mientras que los demás morían de la risa escondidos en los robustos.

Y tenía razón, aquellas palabras las mandaron en un viaje por el tiempo y en menos de un parpadeo los límites del nuevo condado les daban la bienvenida. Pero aún había un pequeño problema, no sabían a donde ir.

Por supuesto que habían estado aquí millones de veces, viajaban tanto a tantas fiestas y eventos que creían conocer perfectamente todo, pero que equivocadas estaban... Estaban más pérdidas que en un principio.

─Podemos ir con ese chico David..─Sugerió por lo bajo Camila, mirando la intermitente parpadeando delante de ellas─ ¿Vive por aquí no es así?

Lauren suspiro, intercambiando una mirada con Perrie que negaba significativamente.

─No creo que sea buena idea, cariño.

Y el silencio apareció, mientras sus cabezas trabajaban tratando de recordar algún lugar que conocieran por aquí, y entonces, Jade pensó en otro problema. El dinero, no podían ofrecerse un lugar lujoso porque en definitiva el dinero no alcanzaría. Esta bien, no podías comparar estas calles con las lujosas de la capital, pero aún así.

─Supongo que esto cada vez empeora..─Suspiro Perrie y siguió a la ojiverde que comenzaba a avanzar, con el río a su derecha como referencia.

Apenas descansaran pensarían mejor, podían pensar en el dinero y en las opciones que tenían, podrían pensar si seguir "tomando ventaja" era buena idea, y también contemplarían regresar o algo por el estilo, pero por ahora, sólo querían una jodida cama donde dormir que el dinero que tenían pudiera pagar.

─Hey..─ Sonrió la castaña, captando la atención de las otras tres chicas─ Parece que no tenemos tan mala suerte.

Aquella frase estaba bastante sobrevalorada viendo el "hotel" al que la castaña hacia referencia. No tener tan mala suerte sería encontrarte el hotel más lujoso a corto precio, sería ver que obsequiaban autos a sus clientes, y que había una enorme fuente de chocolate en el jardín, no esto. No estas cabañas con muy mala pinta que al parecer eran las habitaciones, pero ellas no estaban tentando su suerte, y no tenían tiempo para ver que tan sobrevaloradas estaban las frases de la castaña, así que siguieron caminando aliviadas a lo que parecía la recepción, ignorando el hecho de que el anuncio de habitaciones abiertas parpadeaba como en aquellas películas de terror.

Tal vez el cálido lugar, esta vez, les dio la bienvenida, pero esto no importó porque el hedor que este desprendía era mucho peor. Si la entrada parecía una clase de escena sacada de una película de terror donde pronto serían brutalmente asesinadas, entonces esto lo era, la recepción que tenía un aspecto tenebroso, como si las paredes fueran verdes y hubiera una clase de niebla densa que hacía todo más obscuro. Tal vez no era niebla, pero si era humo del cigarrillo que el hombre en la recepción estaba fumando y ese hedor.. En definitiva era droga combinada con quién sabe que cosa más.

Camila tosió, casi se atragantaba con el denso olor que traspasaba su nariz, y Lauren sólo apretó su agarre cuando el hombre delante de ellas se dio cuenta de su presencia, y exhalo el humo que apenas había inhalado.

─Hey, señoritas..─ Él les sonrió, de lado, aquella sonrisa sucia que normalmente sólo chicos ebrios sin noción del tiempo y movimientos les darían, no hombres asquerosamente viejos. Ellas se removieron incómodas en su lugar, aún ni siquiera acercándose a la mesa en la que estaba mientras que él se llevaba de nuevo el cigarrillo a la boca, recorriendo cada centímetro de sus cuerpos sin pudor con la mirada, logrando una incómodas insuperable que casi las hacía sentir desnudas.─ ¿En qué puedo ayudarles?─Y ahí estaba de nuevo, aquella mirada que lo decía todo, y a su vez, las hacía sentí enfermas, sucias al igual que las miradas que él les estaban dando.

─Nosotras.. Uhmm─ Se aclaró la garganta Perrie, tratando de lucir menos aterrada de lo que realmente estaba ante las obvias insinuaciones del hombre mayor delante de ellas. Sin embargo, antes de que si quiera pudiera decir otra cosa, él hombre se levantó de su asiento, rodeando el escritorio hasta quedar delante de él, revelando una enorme barriga y sucios arrapos que utilizaba como ropa.

─Tranquilas..─Él hombre sonrió de lado, el mismo mensaje sugestivo y enfermo ahí. ─ No muerdo... Al menos que lo pidan.

Tenían que alejarse, de eso estaban seguras... Maldición, por supuesto que estaban seguras pero era como si estuvieran ahí, aterradas ante la proximidad que el hombre poco a poco estaba tomando. Jamás se quedaban sin palabras, mucho menos inmóviles, normalmente y de acuerdo con las reglas sociales con las que regían su escuela, ellas eran las que dejaban a otros sin palabra sé inmóviles, pero ahora, con una amenaza como está, no sabían ni siquiera como actuar. Cielos, ellas eran cuatro y él era probablemente un hombre con diabetes con su talla y además un montón de más enfermedades por su estilo de vida, pero ahí estaban, completamente inmóviles con la sangre helada recorriendo su cuerpo.

─John..─ Y entonces, el hombre delante de ellas se detuvo, a unos pasos de distancia, al parecer de pronto tenso mientras dejaba soltar una respiración ante la voz lejana─ Las he dejado donde me dijiste, creo que deberías verlas.

Y de una puerta a unos cuantos metros, salió un hombre, claramente mucho más joven que el que estaba delante de ellas. Tal vez, incluso podría ser de su edad o unos años más.

El hombre delante, aparentemente John, apretó los puños, sus nudillos tomando un color aún más blanco, y le dedicó una mirada rápida al chico detrás de él, como si ellas fueran a escapar si se demoraba más.

─No hay nada que ver, estoy seguro que todo está en orden..─ Y tal vez ahí, fue cuando el chico finalmente fijó su mirada en ellas, frunciendo el ceño al principio, sonriendo después, y por último, tomando una actitud seria mientras avanzaba unos cuantos pasos hasta John, como si ellas no estuvieran ahí.

─No quiero los problemas de la otra vez, viejo. Ve a ver si todo está en orden.

El hombre suspiro, tomandose su tiempo para contemplar las posibilidades que tenía, eran sólo milésimas de segundos, pero todo se sentía tan lento, como si fuera una película dramática con todos los silencios incluidos.

─Regreso en un momento, señoritas.─ Y con eso se fue, y las cuatro chicas podían jurar que sintieron un repentino alivio mientras sacaban las respiraciones que habían contenido en todo ese tiempo, el chico pareció notarlo, ya que se dirigió a ellas:

─Soy un extraño, lo sé, pero créanme que no quieren quedarse en este lugar.

A/N: Espero que les haya gustado, y también les invito a que se pasen por mis demás historias ;)

Handle This-. Camren & JerrieWhere stories live. Discover now