36. Sus botoncitos rosas.

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Pero él lo abrazó y le alzó el rostro dándole un cálido beso.

- Nunca.

Jimin dejó que el mayor poseyera sus labios. Es que acaso había más, era increíble como su cuerpo reaccionaba ante sus caricias.

- Vamos - Éste le abrió la puerta del carro.

- Quisiera poder pasar hoy de la escuela - Jimin no tenía ojos para nadie más en ese momento.

- ¿Te gustaría ir a mi casa?

Se volteó hacia la ventanilla, quería ocultar su emoción, pero en verdad quería saber como vivía, tenía mucha curiosidad.

- Sí, me parece bien - jajaja ni el se había creído esa estúpida respuesta desinteresada.

Cuando llegaron, Jimin entró primero maravillandose del bonito departamento, el pasillo de la entrada daba hacia la sala, a un costado estaba una cocina y más allá había una puerta que el creía era su recámara.

- Bienvenido.

Jimin se asomó por el ventanal y la vista era impresionante. Jungkook tomó asiento en uno de los sillones.

- ¿No deberías avisarle a Tae?

- No.

Pero vio que Jungkook agarró su teléfono e inició una llamada.

- ¿Qué haces? ¿A quién le marcas?

- Yoongi pásame a Tae. Tae te paso a Jimin.

- ¿Que? ¡No! - Hizo señas susurrando y luego tomó el teléfono por que Jungkook insistió que lo tomara - Hola Tae, estoy con Jungkook en su depa... te veo en la tarde. - le entregó el teléfono y se sentó a lado de él.

- ¿Le tienes miedo a Tae?

Se empezó a reír y luego asintió.

- No quisiera que piense que te estoy desviando de tu camino.

Jimin sonrió, es que era un tonto.

- ¿Dónde está tu habitación?

- Allí

- ¿Puedo entrar?

- Sí, adelante.

Jimin se levantó y fue con curiosidad, quería saber todo de él, abrió la puerta y lo que encontró fue una habitación demasiado pulcra como toda su casa. Se acercó a la amplia cama y se sentó viendo lo sobria que era. Demasiado seria para él.

Jungkook se quedó en el marco de la puerta.

- No parece pertenerte.

- ¿Por qué?

- No lo sé, siento que tú eres más alegre.

- Lo soy ahora que estoy contigo.

- Y que hay de antes ¿estabas triste? - Jimin recordó la vez que se sentía triste por un amigo. - fue la partida de tu amigo, ¿eso te tenía triste?

- No era solo mi amigo Jimin, el y yo compartimos algo más que una amistad.

- ¿Era tu novio?

- Se puede decir.

- ¿Y qué pasó?

- Eché todo a perder, lo rechazé y él se fue lejos de mi.

- Pero tú ... ¿aún sigues queriéndolo?

- Por supuesto, él fue el que me enseñó a ser dulce.

Jimin sintió que su corazón se rompió un poco, no debió preguntar.

I miss you Where stories live. Discover now