SKY's

747 104 11
                                    

Baje a cenar con la familia de Santiago y por una extraña razón sentía más miedo que la vez del restaurante

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Baje a cenar con la familia de Santiago y por una extraña razón sentía más miedo que la vez del restaurante.

Era una mesa enorme para pocas personas, el padre de Santi no estaba pues estaba trabajando en el hospital y por lo que sabía casi nunca se aparecía en casa.

Su madre era muy amable, siempre tenía una sonrisa.

—Espero que te guste no sabía que te ibas a quedar si no hubiera hecho algo menos picoso —se disculpó.

—Está bien señora Dagda —sonreí.

Santi no dijo nada como él idiota que es y me dejo comer su comida... no soporte más de dos probadas.

—Debí mencionarte que pica mucho —comentó riéndose de mi.

—Debiste —bufé irritado.

Su mamá me preparo otra cosa para cenar lo que me hizo sentir más avergonzado.

—Así que Winter cuéntame hace cuanto que vives aquí —pidió para sacar conversación.

—Bueno prácticamente toda mi vida —suspiré— mis padres nacieron aquí y nunca se mudaron.

—No los culpo este lugar es hermoso —alago— me dijo Santiago que tienes hermanos.

—Si, Sunshine, Nike y Charmander —contesté.

Adoraba ver esa expresión en el rostro de las personas, la cara de confusión y en algunas veces pena por nuestros nombres.

Recuerdo que incluso mis abuelitas se enojaron con nuestros padres por ponernos así.

Admito que muchas veces deseé tener un nombre normal como Dylan, Josh u otro nombre común pero después entendí que era un nombre que mis padres habían pensado, un nombre con un significado especial y no solo un nombre que les gustó.

Desde ese momento me encanta mi nombre.

Santiago como cada vez que le recordaba los nombres de mis hermanos se burlaban, esta vez no fue la excepción.

—Santiago respeta —lo regañó su madre.

Santi puso los ojos en blanco y me miró.

—Lo siento —murmuró.

Sonreí feliz y disfrute de mi emparedado de queso que su madre me preparó.

La cena fue buena sin duda alguna, su madre me contó toda su historia y él porque de su mudanza.

Subí un rato a su habitación.

—Está nevando —informó Santiago viendo por la ventana— te llevaré de una vez.

—No me llevarás a mi casa con gripe, en una nevada y por esa estupida montaña —contesté alterado.

—Te puedes quedar si quieres —contestó alzando la ceja.

Winter Jones, las sombras de invierno.Where stories live. Discover now