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―Simplemente es así. Ya se han hecho planes, planes que involucran a toda la manada. Estos nos traerán una gran riqueza y aumentaran el territorio de la manada diez veces, pero todo depende de que Jisoo esté a su lado, rigiendo con usted. Si no la acepta, todo fracasará y entonces ¿Dónde estaremos?
―¿Qué planes? ¿Y quién hizo esos planes? ¿Tú?
―No, no, otros han hecho esos planes, pero―Heechul comenzó, retorciéndose sus manos.
Jungkook comenzó a interrumpirlo cuando Jin agarró su manga y tiró de ella, apoyándose en los dedos de sus pies le susurró en su oído.
―¿Recuerdas que te comenté sobre mis visiones? Ahora me están gritando. Hay algo realmente mal en esta situación. Necesitas tener mucho cuidado con este hombre. La maldad lo rodea ―le susurró Jin.
Jungkook asintió, mirando nuevamente a Heechul.
―Heechul, estoy intrigado por lo que estás diciendo. Quiero saber más, pero prefiero hablar de esto sin audiencia. ¿Te importaría esperar en mi estudio mientras me despido del resto de mis invitados? —preguntó Jungkook.
―Sí, sí, por supuesto, Alfa, cualquier cosa que desee ―dijo entusiasmado.
―¿Yoongi? ¿Podrías escoltar a Heechul a mi estudio mientras me ocupo de nuestros invitados? Él ha estado en la manada por muchos años. Estoy seguro que encontraran de qué hablar por un rato.
Yoongi asintió, recibiendo el silencioso mensaje de Jungkook. Le sonrió a Heecul, haciendo un gesto hacia la puerta del estudio.
Jungkook los vio partir, con una ceja levantada ante lo crédulo que era Alfa mayor. Siempre había sabido que Heechul quedaba corto en el departamento de cerebros, pero no tenía idea que había caído tan hondo. Sin embargo, alguien confiaba en él lo suficiente como para hacerle saber sus planes y Jungkook quería saber quién era. Había mucho más aquí que el simple desagrado por Jin.
Mientras Jungkook miraba a los miembros de su manda que habían llegado, se dio cuenta que no todos ellos estaban aquí, y no tenía idea cuántos de ellos estaban involucrados en el pequeño plan de acoplarlo con Jisoo.
No le gustaba la sensación que tenía. Le hacía sentir como si no pudiese confiar en los miembros de su propia manada. Se suponía que era el Alfa de su manada. Era su deber protegerlos, para asegurar su salud y bienestar. ¿Cómo iba a hacerlo cuando la amenaza venía desde dentro de la manada?
―¿Kook? ―Jungkook se giró para ver a Jin parado detrás de él, viéndose muy aprensivo. ―¿Yo provoqué esto?
―No, bebé. No creo que esto tenga que ver contigo. Algo más está sucediendo. No estoy seguro de qué es, pero lo voy a descubrir ―dijo, acariciando el brazo de Jin―. ¿Por qué no vas a la cocina y comienzas a limpiar mientras me deshago de todas estas personas?
