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Charlie Dalton deseaba odiar a Chris Noel. Realmente deseaba hacerlo pero resultaba simplemente imposible. La muchacha era maravillosa.

Le había bastado unos veinte minutos comprender por qué a Knox le gustaba tanto, y es que era perfecta: rostro bonito, sonrisa reconfortante, voz suave, perfil bajo y gran carisma. Era la princesa de cuento de hadas con la que Knox siempre soñó.

Y, si bien Charlie ya había admitido su indiscutible derrota, Neil aún tenía mucho por soportar.

"Es como si se la hubiera encargado a Dios o a un genio en su lámpara, está creada a su medida, ¿cómo puede ser eso posible?", Charlie daba vueltas en su propia habitación, enfurecido por alguna razón y reclamándose mentalmente por ello, mientras los grandes ojos de Neil le seguían el paso desde la cama y empezaba a marearse.

"Demasiado perfecto para ser real dirías", intentó contribuir en algo, únicamente logrando que el contrario emitiera un alto gruñido de frustración, antes de dejarse caer al suelo, sentándose con la espalda contra la puerta y escondiendo su rostro entre sus rodillas.

Neil lo observó con pena, levantándose lentamente de su lugar para tomar asiento a su lado. Colocó una mano sobre el cabello ajeno y empezó a masajearlo con suavidad.

"Charlie, creo que ya has citado bastantes cualidades de Chris por lo que resta de vida", habló con voz suave, siendo gentil en un intento de tranquilizarlo. "Pero me gustaría que te fijes en las tuyas ahora."

Charlie levantó el rostro con lentitud, dejando ver su ceño fruncido y un ligero rastro de lágrimas bajo sus ojos, que hizo que el corazón de Neil se sintiera pesado.

"¿Cuáles cualidades, Neil?", preguntó en voz baja, en un claro tono que sugería que no bromeara, que estaba harto y que lo dejara ahogarse en el vaso de agua que había llenado para la ocasión.

"¿Cuáles? Dios, Charlie", Neil se sentía escandalizado, liberando un risa sin gracia alguna por lo sorprendido que se encontraba al oírlo hacer semejante pregunta.

Charlie acentuó el ceño fruncido y lo observó, provocando que Neil se sintiera algo desesperado, ¿cómo es que no podía darse cuenta?

"Empecemos por tus cualidades físicas: eres atlético, no en un sentido exagerado, es decir, no tienes músculos protuberantes que te hagan ver como una roca, pero tampoco eres un delgaducho incapaz de levantar su propio peso", las palabras salían como una catarata, golpeando con fuerza su propio corazón tan repleto de sentimientos no correspondidos, recordándole todo lo que no podrá tener. "Y tu cabello, es tan suave; y tu sonrisa, Charlie, podrías tener a quien desearas jugando un poco con ella, y esos ojos, brillan como los de niño pero la mirada se siente tan madura, como un sabio que ha visto tanto e intenta transmitirlo."

>> "Y si empezamos a hablar de tus cualidades internas, Charlie, no nos alcanzaría el día. Eres divertido, amable, carismático, empático, siempre dispuesto a escuchar y a ayudar en lo que sea necesario, aceptando la felicidad del otro por sobre la tuya, pensando siempre en las personas que amas, capaz de sacar una sonrisa o regalarla en el peor de los momentos. Eres... eres simplemente fascinante, Charlie."

Charlie lo observaba, casi sin parpadear. Dolía saber que podía ser el centro de atención de alguien a quien no podía corresponder, y no importarle a quien deseaba realmente.

Neil bajó la cabeza, sintiendo sus ojos humedecerse al sentirse tan expuesto. Acomodándose mejor a su lado, recargando la espalda contra la puerta de igual forma, posó una mano en la rodilla ajena y soltó un suspiro.

"Vamos a estar bien", murmuró, y Charlie asintió, recargando la cabeza en el hombro ajeno.

the name is mr. brightsideحيث تعيش القصص. اكتشف الآن