18. Perdido.

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Cuando desperté, Nash no estaba allí. Repasé un poco mientras me sentaba en la cama y recordé que me había preguntado por el baño y, evidentemente, le había respondido dormido. Me estiré un poco y partí al comedor ya que estaban a punto de servir la comida y mi estómago reclamaba por algo.

Allí estaban el resto de los habitantes. Las muchachas apenas me miraron e hicieron un comentario en francés que entendí perfectamente.

—Le pédé est venu —dijo una riéndose. Llegó el marica. Eso habían dicho, pero no les respondí, que dijeran lo que quisieran, no es como si me importara. Yo podía decirles que eran lesbianas resentidas, pero no tenía ganas de pelear con ellas.

Agradecí por el plato de comida que la mujer me tendió y esperé pacientemente la aparición de Nash que saludó con amabilidad antes de sentarse a cenar.

—Que penses-tu de lui? C'est sexy, on ferait un trio très chaud —consultó la muchacha y la otra le dio un asentimiento.

Les di una vuelta de ojos y creo que se dieron cuenta de inmediato que lo había entendido. Iba a responderles  que Nash estaba muy interesado, sólo para burlarme, pero no quería darle una mala impresión a la mujer que tan amablemente había cocinado aquella comida. Me reí internamente del chiste y pensé en usar aquello cuando Nash y yo estuviéramos solos... 

Oh, ese pensamiento había sonado tan raro...

Partí a buscar mi campera cuando terminamos de comer, yo sabía que Nash saldría a fumar y quería acompañarlo. Claro que cuando volví él estaba ayudando a la mujer con las cosas de la mesa y mantenían una amena charla. Él le preguntó por algún lugar para ir a fumar y rápidamente se perdió por la puerta que daba al callejón.

Lo seguí de inmediato y se mostró sorprendido al verme allí, pero yo gané la batalla y largué la primera pregunta.

—¿Qué haces?

—Fumo —respondió burlón. Resistí una sonrisa.

—Es tarde y hace frío —indiqué parándome a su lado, protegiéndome de la lluvia. —¿No podías esperar hasta mañana?

—No tenías que venir —aseguró. —No voy a perderme. Termino y voy.

—Te esperaré.

—No voy a irme a ningún lado...

—Te estoy cuidando —dije perdiendo la paciencia. —Las francesas quieren un trío contigo.

—Lo lamento ¿Qué dijiste?

—Oh sí —me reí. —En cuanto entraste en el comedor dijeron "¿Qué piensas de él? Es sexy, haríamos un trío muy caliente". Créeme, no quieren acostarse conmigo, pero te abordarán si te encuentran solo.

—¿Es en serio? —se extrañó riendo también. Su risa era absolutamente melodiosa y retumbaba con fuerzas en el callejón. Relajante.

—Tengo tres años de Francés encima, créeme, sé lo que oí —me reí más fuerte y aproveché de darle un vistazo de pies a cabeza. Ellas tenían razón, el tipo era sexy. —No sé cómo no notaron que eres gay. Incluso no eres tan lindo como para que seas "candidato".

—Soy un chico sexy —se defendió de inmediato y me vi en la obligación de mentir, sólo para pelear, sólo para que la diversión durara un poco más.

—No, no lo eres. Y tus ojeras no acompañan esa hipótesis.

—Detente —rió tratando de contenerse completamente en vano. —En serio, basta. Además, no tienes derecho a decirme esas cosas. Ellas me eligieron a mí como su candidato, es decir soy más atractivo que tú.

Temporal: Presente FuturoWhere stories live. Discover now