36. Aragog (parte 1)

Începe de la început
                                    

- Aunque a comparación de cuando estábamos en quinto año...- comenta Neville.

- Esa maldita...- le digo molesta - Aunque le dimos buenos dolores de cabeza.

- ¿Por qué no seguimos con la lectura y dejan de darnos información a medias? - nos dice en cambio Sirius.

- Eres un amargado...

Con Harry nos repetíamos constantemente las últimas palabras de Dumbledore:

«Sólo abandonaré de verdad el colegio cuando no me quede nadie fiel. Y Hogwarts siempre ayudará al que lo pida.»

Pero ¿con qué finalidad había dicho aquellas palabras? ¿A quién vamos a pedir ayuda, cuando todo el mundo estaba tan confundido y asustado como nosotros?

La indicación de Hagrid sobre las arañas era bastante más fácil de comprender. El problema era que no parecía haber quedado en el castillo ni una sola araña a la que seguir. Con Harry las buscábamos adonde quiera que íbamos, y Ron nos ayudaba a regañadientes.

- No me entusiasmaba eso, para nada.

- Ron, ya es tiempo de dejarlo atrás - le digo.

- Olvídalo tú, luego de todos estos años necesito terapia - nos dice él.

- Sí, creo que nos vendría bien a todos - comenta Harry.

Además se añadió la dificultad de que no nos dejaban ir solos a ningún lado, sino que teníamos que desplazarnos siempre en grupo con los alumnos de Gryffindor. La mayoría de los estudiantes parecían agradecer que los profesores los acompañen siempre de clase en clase, pero con Harry nos resultaba muy fastidioso.

Había una persona, sin embargo, que parecía disfrutar plenamente de esta atmósfera de terror y recelo. Draco Malfoy se pavoneaba por el colegio como si acabaran de darle el Premio Anual. No comprendo por qué Malfoy se sentía tan a gusto hasta que, unos quince días después de que se hubieran ido Dumbledore y Hagrid, estando sentada detrás de él en clase de Pociones, lo escuché regodearse de la situación ante Crabbe y Goyle:

-Siempre pensé que mi padre sería el que echara a Dumbledore - dijo, sin preocuparse de hablar en voz baja - Ya les dije que él opina que Dumbledore ha sido el peor director que ha tenido nunca el colegio. Quizá ahora tengamos un director decente, alguien que no quiera que se cierre la Cámara de los Secretos. McGonagall no durará mucho, sólo está de forma provisional...

- Lo sé, sueno como un idiota - comenta en general Draco - Lo siento Profesor Dumbledore y Profesora McGonagall.

- Lo entendemos Señor Malfoy - le dice Minerva.

- Y notamos su esfuerzo por ser mejor persona - agrega Dumbledore.

Snape pasó al lado de Harry sin hacer ningún comentario sobre el asiento y el caldero solitarios de Hermione.

-Señor - dijo Malfoy en voz alta -, señor, ¿por qué no solicita usted el puesto de director?

-Venga, venga, Malfoy - dijo Snape, aunque no pudo evitar sonreír con sus finos labios - El profesor Dumbledore sólo ha sido suspendido de sus funciones por el consejo escolar. Me atrevería a decir que volverá a estar con nosotros muy pronto.

-Ya - dijo Malfoy, con una sonrisa de complicidad -. Espero que mi padre lo vote a usted, señor, si solicita el puesto. Le diré que usted es el mejor profesor del colegio, señor.

Snape paseaba sonriente por la mazmorra, afortunadamente sin ver a Seamus Finnigan, que hacía como que vomitaba sobre el caldero.

- Pues verás Draco, tu padre no maneja el concejo y si lo hiciera, hay un par de opiniones más a tener en cuenta para ver quién manejará el colegio - le digo y voltea.

Leyendo: "Harry Potter, una historia diferente"Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum