—Ya no quiero estar contigo. —Dije hablando con un puchero de por medio.
—Vamos, cariño. Lo siento, ya que nos estamos saltando las clases, deberíamos aprovechar del tiempo ¿No?
Solté un suspiro y lo ví colocarse frente a mí, admirando como sus lindas manos, separaban mis piernas lentamente manteniendo una juguetona mirada sobre mí.
Mis mejillas adquirieron un poco de color y el calor comenzó a dominar cada partícula de mi cuerpo, invitándome a la famosa sensación de excitación cercana.
—Jimin, ¿Vamos a hacerlo aquí? —Pregunté un poco ansioso.
—¿Qué? Claro que no. Aunque lo parezca, no soy del tipo que tiene relaciones sexuales con alguien en cualquier lugar. Prefiero que ocurra en mi casa o en la de la persona a la que me voy a follar.
Pum.
Cerré los ojos por tres segundos y volví a abrirlos, me sentía fastidiado y un sucio; pensé por un momento que algo más ocurriría ya que siempre tenemos éstos momentos un tanto subidos de tono, pero tiene razón.
Hemos hecho ciertas cosas aquí, pero nunca llegamos al punto de tener relaciones. Sólo ocurrió en mi hogar y en mi habitación, así que podía confirmar aquello.
—Podemos hacerlo donde queramos.
—¿Y si nos descubren?
—Así es más divertido, Hoseok. —Asentí finalmente convencido y permití que ésto ocurriera las veces que deseábamos que ocurrieran. Yoongi se haría cargo después de todo.
—Creo que deberíamos parar. Debo volver a clases. —Hablé un poco avergonzado, bajando de aquella mesa.
—¿Oh? ¿Te desilusionaste?
Apreté mis puños y reí por lo bajo, me sentía una puta dejada en medio de una casi follada.
—No te creas. Pasó suficiente tiempo, hay cosas que no me permito dejar pasar y una de ésas, es el estudio; quiero un futuro. Alguien como tú no lo entendería.
Me dirigí a la puerta y salí hacia el despoblado pasillo de la institución sin siquiera mirar atrás.
Excelente.
Primero me sentí como una puta y ahora me siento una completa mierda. ¿Cómo pude haber dicho éso de él? Realmente no quise decirlo, pero lo hice.
Caminé rápidamente hacia el Salón que me correspondía y toqué, en éste momento, no me preocupaba por el sermón del profesor; sólo pensaba en lo que podría estar sintiendo Jimin ahora.
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Luego de contarles lo ocurrido a mis amigos —omitiendo la llamada de Yoongi—, recibí un sermón comparado a los de mi madre cuando no quería saludar a mis primos.
