Episodio 1

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DALLAS

Abro los ojos despacio por los rayos de sol que me ciegan. Siento dos cuerpos a mi lado, así que levanto un poco la cabeza buscando cual de los dos es el de Gia. Para mi desgracia, no lo es ninguno, sino que son Amber y otra chica del club que solo conocía de vista.

—Mierda —mascullo frotándome la cara antes de levantarme.

—¡Ay! —exclama entonces West cuando piso su pecho al intentar ponerme en pie.
Me asomo y lo veo tirado en el suelo junto a Conan y otros dos más, además de otro par de chicas desnudas y tumbadas boca abajo con las cabezas apoyadas en una almohada.

—Pero ¿qué cojones? —Niego con la cabeza y muevo el hombro de Amber para que se despierte.

—¿Uhm? —Hace ruido sin abrir los ojos.

—Amber, vamos, levántate.

—¿Qué pasa? —dice separando la cabeza de la almohada y abriendo los ojos desconcertada al ver el panorama que hay ahora mismo en mi dormitorio—. Dios mío, ¿qué ha pasado aquí?

—Eso mismo quisiera saber yo. —Salgo de la cama evitando pisar cuerpos humanos y saco un par de calzoncillos limpios de mi cajón para ponérmelos antes de salir de la habitación y asomarme por la barandilla para observar la planta principal.

—Bua, menuda liada anoche, ¿no? —West y Conan bostezan antes de estallar en una carcajada.

—No me acuerdo de casi nada —maldigo mirándolos tras ver que abajo también hay gente durmiendo en los sofás y en el suelo.

—Pues yo me acuerdo de algo —dice West con una sonrisa traviesa que no me gusta en absoluto—. Te hice una mamada.

—En tus mejores sueños —río y niego con la cabeza.

—No lo recordarás, pero te gustó.

—Ostia puta. —Liam sale de otro dormitorio, desnudo y con una botella de agua en la mano, la cual se termina de un trago—. Me mata la cabeza, ¿alguien puede explicarme qué hacía con dos tías y un tío en la cama?

—Gia no está por ninguna parte —digo bajando las escaleras seguido por los tres—. Ella empezó todo esto, recuerdo que me vine a la habitación con Amber y con ella, pero después solo tengo flashes que no sé ni si son verdad.

—¿Y en esos flashes no aparece mi mamada?

—¿¡Le hiciste una mamada!? —Liam rompe a reír y West asiente tirándome un beso.

—Que no, que se habrá confundido con otro. —Río con ellos aunque, en realidad, creo que anoche pudo pasar cualquier cosa.

—Esa pequeña fiera prendió la mecha y luego se largó —observa Conan mientras abrimos la puerta de la cocina.

—Perdona, cielo, pero la mecha la encendisteis todos. —Gia habla desde el taburete en el que está sentada comiéndose unos huevos revueltos con bacon y tostadas.

—Estás aquí —digo sorprendido.

—Claro, ¿dónde iba a estar? —pregunta llenándose la boca—. Perdona que no me haya esperado a despertar entre tanto cuerpo, pero me moría de hambre.

—Yo estoy jodidísimo —lloriquea Liam sentándose a su lado en otro taburete.

—Estos chicos, no aguantan la bebida —ríe ella palmeando su espalda.

—¿Puedes arrojar un poco de luz a toda esta locura? —suplico apoyando los codos frente a ella en la encimera.

—Fácil. Alcohol, drogas y sexo. No creo que necesites un dibujo, ¿verdad? —pregunta ofreciéndome el tenedor con huevos revueltos en él.

—Empezaste tú —recuerdo aceptándolo y comiendo antes de devolvérselo.

—Como casi siempre, la gente suele necesitar un empujoncito para hacer lo que en realidad desea sin sentirse juzgado. —Se encoge de hombros y luego da un sorbo al zumo que se ha servido.

—Nos hemos acostado con Amber —insisto por si ha olvidado ese pequeño detalle.

—Lo sé, cariño, estaba ahí. —Sonríe y sigue comiendo, dejándome aún más confundido que antes.

—A mí este me ha reventado —comenta Conan a la vez que le tira un trapo a West.

—¿Ha sido tu primera vez con un chico? —pregunta Gia como si tal cosa.

—No, pero tampoco ha habido muchas más, y siempre con este cabrón —ríe cuando West pasa por su lado y le da un beso en la cabeza para sentarse a desayunar restos de pizza.

—Seguro que fue cariñoso, ¿a que sí, mi amor? —habla ella pasando un brazo por encima de West.

—Yo siempre soy cariñoso —ríe él.

—¿Podemos volver al hecho de que anoche me acosté con mi ex? Amber va a estar que trina, no va a haber quien la aguante ahora.

—No te preocupes por Amber.

Me quedo de piedra cuando la escucho a mi espalda, Gia rompe en una carcajada semejante que todo el zumo que tenia en la boca sale disparado. Los chicos también ríen con ella, y hasta la propia Amber se les une.

—Buenos días —dice a la vez que se ata la bata de lino rosa que lleva y coge un pedazo de pizza, como el resto.

—Buenos días, princesa. —Sonríe Gia.

—Vale, ¿qué está pasando aquí?

—¿Quieres relajarte y comer algo? —sugiere la morena que me tiene completamente confundido.

—Ven un momento, quiero hablar contigo —pido señalando la puerta, a lo que ella pone los ojos en blanco y deja el tenedor en el plato antes de levantarse.

—¿Qué pasa? —cuestiona cuando estamos alejados del grupo.

—¿Qué estás haciendo?

—Sobrevivir, buscar un seguro de vida —habla ahora con más seriedad, volviendo a la Gia que conozco.

—¿Cómo? ¿Organizando una macro orgia universitaria con los hijos de todos los peces gordos de Edimburgo? ¿Te imaginas lo que pasaría si alguien nos hubiese grabado o fotografiado?

—Claro que lo imagino, pero esas fotos no llegarán a ninguna parte siempre y cuando nadie me toque los ovarios. —Arquea una ceja y me entrega un teléfono que imagino le habrá robado a alguien. Lo desbloqueo y me llevo las manos a la cabeza al ver la cantidad de fotos y videos que hay en él—¿Tienes alguna pregunta más, pequeño? —dice quitándomelo de las manos y volviendo a guardarlo en el bolsillo de su bata.

—¿Lo tenías planeado?

—Mmm... no del todo. Se me ocurrió sobre la marcha.

—Gia, yo también salgo en esas fotos y en esos videos. No solo los joderías a ellos, también a mí.

—Tú no sales, me he encargado de dejarte fuera. Si quieres cuando estemos en el hotel puedes verlas todas, ahora no me jodas y deja que vuelva con el resto. Tú me pediste que me quedara, ahora atente a las consecuencias. —Me lanza una advertencia con la mirada y se marcha.

 —Me lanza una advertencia con la mirada y se marcha

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