Mi Manada. Mi Familia - SoonHao

Capítulo 2: Cambio de Vida

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Me había adaptado bien a este ritmo de vida, había comenzado plantando unas semillas que encontré guardado en un almacén en el sótano de la casa, supuse que eran de mi abuelo, resultaron ser todo tipo de plantas medicinales, creí que en algún momento me serviría por lo que las cuidé bien.

Habían pasado ya casi dos años y unos meses desde aquella vez que conocí a aquel animal, me había cansado de esperar por si algún día regresaba y casi me había rendido. De alguna manera sentía una especie de cariño por aquel animal.

Había limpiado bien la calefacción y necesitaba leña para encenderla, el frío no se había ido, al contrario había empeorado, por lo que había necesitado limpiar aquella chimenea.

No me alejé mucho de mi casa y comencé a buscar leña, iba a ser un poco difícil puesto que faltaba poco para que anochezca, necesitaba la leña ahora porque si no moriría congelado, no soportaría otro día más.

Cuando vi que no estaba consiguiendo leña suficiente, me quise rendir, ya había oscurecido pero gracias a la inmensa luna podía ver bien.

Por un momento me paré mirando para todo lado, creí haber escuchado pisadas pero lo ignoré pensando que lo había confundido con cualquier roedor.

Seguí caminando pero esta vez si me convencí que se oyeron las pisadas cerca, estaba teniendo una especie de dejavu, miré a todo lado algo nervioso, me había acostumbrado a aquellos sonidos y estaba aprendiendo a diferenciarlos, esta vez no parecía a la de un animal, sino una persona, y bueno, tampoco era una, eran dos.

-  ey niño, por qué tan solo? Estás perdido? – escuché que me dijo alguien, era un hombre que nunca había visto, estaba borracho

- de seguro está perdido, podemos acompañarte – dijo otro por mi detrás, ambos estaban borrachos y estaba seguro que no tenían buenas intenciones

- vivo cerca, no estoy perdido – susurré nervioso mientras trataba de alejarme, hubiera podido con uno pero eran dos

- entonces qué te parece acompañarnos? – me dijo el primer hombre acercándose, mi mente me mandó correr, pero me desorienté y corrí para algún sitio, rezaba por llegar a mi casa pero no la estaba encontrando, comprendí que había corrido en la dirección equivocada

- no corras, la pasarás bien – me dijo uno de ellos apareciéndose en mi delante, quise correr para otro lado pero el otro logró alcanzarme

- grita todo lo que quieras, nadie te va a escuchar – me dijo uno de ellos logrando romper mi pantalón, llevaba uno simple de tela gruesa pero al parecer la fuerza de aquel hombre era mucha

- déjame! – le grité tratando de soltarme, pero solo bastó un golpe en mi cabeza para perder la conciencia

Cuando desperté, me asusté al no encontrarme en aquel bosque ni en mi casa, estaba en una cabaña muy acogedora, olía a plantas y a incienso.

La cama en la que estaba echado olía a algo que no podía describir, pero era demasiado agradable.

Comencé a entrar en pánico al recordar a esos hombres, no tenía mi ropa, llevaba una camisa grande que no era de mi talla y un pantalón delgado, misteriosamente no sentía frío en aquella cabaña. Escuché voces y volví a echarme haciéndome el dormido, aunque no fingí mucho, mi cabeza dolía aún y me sentía cansado.