La psíquica (Emmett Cullen)

Preocupación

POV África.

Estando cómoda en mi casa, me viene un fuerte viento helado que hace ponerme la piel de gallina. Me levanto dejando el libro que tenía en mis manos en la mesa. Yo, en calcetines y en pijama, me acerco a la ventana que minutos antes estaba cerrada. Las cortinas se mueven al compás del aire que entra enfriando la temperatura de mi hogar.

Miro a mi alrededor en alerta. Todo está normal, menos una silueta apoyada en la pared al fondo del oscuro pasillo. Me acerco al interruptor de la luz, contengo la respiración sin ser necesario, y la enciendo sacando mis colmillos.

Al fondo del pasillo se encuentra mi hermano Damon apoyado en la pared mientras se carcajea.

-¿Así pretendes asustar a un ladrón?- Dice mientras señala mis pantalones de ositos y se burla de ellos.

-Por lo menos estoy cómoda si tengo que luchar, tonto.- Me río junto a él y camino para darle un fuerte abrazo fraternal.

De pronto, para de reírse en seco y aprieta más su agarre, si no fuera inmortal, me estaría retorciendo de dolor. Me separo y lo miro con el ceño fruncido.

-La he liado, Áfri. Se me fué la lengua y ahora por mi culpa estás en peligro. Lo siento, lo siento, hermana.- Me mira suplicando perdón.

-¿Qué has hecho, Damon? Ven, cuéntame.- Lo guío hasta el sofá y nos sentamos. Agarro una almohada para así tener algo en mis manos y lo observo atenta.

-Fui a mi antigua ciudad, Mystic Falls, arreglé unas cosas allí y luego viajé a Italia, que gran error cometí, que al llegar los vulturis me reclamaron para saber de mi, de como me iba la vida y todo eso. Al contarles los acontecimientos, sin querer, te mencioné, enseguida Aro se interesó por
tí e hizo que le diera la mano para ver entre mis recuerdos. Y allí estabas tú, tan bonita y a la vez tan poderosa... Al enterarse de lo que podías hacer, me echó de allí y ahora te buscan.- No me ha quitado la vista de encima desde que ha empezado a hablar. Bajo la cabeza al saber que voy a tener que enfrentarme a un nuevo problema.- Voy a quedarme contigo, lo prometo.- Me coge de las manos y las besa, al menos tendré a mi hermano a mi lado. Le sonrío.

-Si estamos juntos, podremos con ellos. Ahora vamos, te tengo que enseñar a unas personas.- Sonrío. Él asiente y nos encaminamos a la mansión Cullen.

(...)

Al llegar, nos subimos al tejado y miramos hacia abajo y observamos a Emmett dando de comer a Shabeel. Suspiro y me hermano me mira con una sonrisa. Susurro.

-¿Qué?

-Nada nada...- Contesta aún riéndose por lo bajini.