30. ➳ Las culpas por las flechas ♡

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"El error es un arma que acaba siempre por dispararse contra el que la emplea"

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"El error es un arma que acaba siempre por dispararse contra el que la emplea".
Concepción Arenal.

***

Dos días antes de que Román cumpliera sus diecisiete años, Melody no estuvo pendiente de él porque tenía otros temas que tratar con Lilith: consejos, repaso de normas, estrategias para su misión, revisión de que todo estuviera como lo planeado... pero lo que más la abrumó en esos dos días fue que en ese lapso Lilith le mostró su otra cara.

Desde que tenía memoria había visto a Lilith como un modelo a seguir en todos los aspectos. Era hermosa, tenía una belleza digna de un ángel, un cabello rubio brillante, una voz meliflua que hacía que cualquier ser le diera su total atención al oírla, era experimentada, lo suficientemente mayor para albergar toda la sabiduría que una cupido joven podría necesitar y era muy empeñada en enseñar a sus aprendices con cariño y paciencia.

Una maestra ideal y todos lo sabían, todos así la veían, incluída Melody.

La mañana anterior al día de su descenso, Lilith invitó a Melody a dar un paseo para una "charla final antes de empezar la misión" y la cupido, complacida accedió. Caminaron por mucho rato hasta que salieron de los límites de Corazonia, durante todo el tiempo Lilith iba hablando animadamente de temas triviales y aunque Melody escuchó cada palabra, la mitad de su atención estaba en las calles que con el paso de la caminata se tornaban más descoloridas y lúgubres, tanto, que la misma Lilith parecía desentonar allí con su exquisita belleza.

Melody le confiaría su existencia a Lilith así que no estaba preocupada por nada pero sí resultaba inquietante salir del único lugar que conocía para entrar a ese otro, que si bien solo estaba a un par de kilómetros, parecía otra galaxia.

Lilith finalmente se detuvo frente a un edificio de piedra grisácea y sucia, de vidrios rotos y sin aparente vida alguna en su interior, tenía unos tres pisos pero eso era suficiente para privarlas del sol que más allá alumbraba. Lilith sacó una llave envejecida de su bolsillo, la puso en la cerradura de una pequeña puerta en ese edificio y la abrió. Melody tuvo una ligera necesidad de huir pero se recordó con insistencia que estaba con su amada maestra y que todo estaría bien.

Lilith la invitó a pasar y ambas fueron tragadas por la oscuridad del edificio. Caminaron en silencio unos pocos metros, el suelo se sentía áspero y polvoriento y el ambiente en sí era húmedo, cálido, como el interior de una cueva o de un espeluznante sauna. Atravesaron otra puerta que las llevó a unas escaleras en descenso, para ese momento Lilith iba adelante y Melody intentaba con mucho esfuerzo no perderle el paso, sentía que de descuidarse dos segundos, la oscuridad las diluiría a ambas en sombras que se perderían en las paredes.

Tras una bajada de más de treinta escalones, Melody alcanzó a divisar una suave luz proveniente del fondo de un pasillo, a medida que se acercaban el resplandor se hizo grande hasta que dieron con la bombilla que daba la luz y otra puerta que dejaba ver por la rendija de abajo, que al otro lado sí había claridad total.

Una flecha de Cupido •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora