15. Ni un paso atras.

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- Que niveles de locura vienes manejando Jungkook, ya nada me sorprende - pero en realidad estaba acojonado, nada le parecía chistoso en la realidad, si ese era Park, Jungkook no quería compartir el mismo edificio con él, ya había dejado atrás esa relación.

- No, no, no puede ser el mismo Jimin - Resaba por que estuviera equivocado, probablemente su mente le estaba jugando una mala pasada. Cuando llego en la puerta de la sala  se disponía a entrar pero se recargo en la pared, en su pecho sintió una presión.

Ya conocía esa sensación. Era un ataque de pánico.

Empezó a tener problemas para respirar, se dio la vuelta y se paró enfrente de un balcón y se concentró en respirar, su corazón latía muy fuerte.

Su frente le sudaba, habían sido solo unos minutos de tortura y luego empezó a tranquilizarse. Respiró con tranquilidad y se dio la vuelta despacio, se limpió la frente, acomodó su pelo.

Entró ala cátedra y trato de concentrarse en las palabras del catedrático. Niveles más abajo del auditorio estaba Yongi, aún lado de su espacio vacío. Pero no podía bajar hasta él, no daba una,  su mente iba una y otra vez hasta el instante en que Jimin le había hablado aún tocando su mano, aunque se quería engañar fingiendo que no era él, Jungkook conocía perfectamente las manos de Jimin.

Su mano, su sonrisa y su voz.

¡Pero no!

Jungkook comenzó a sentir sus manos sudada de nuevo.

- Carajo cálmate - Dijo bajito, haciendo que varios de sus compañeros lo voltearon a ver. No podía ser Jimin, no podia, Jimin jamás se habría disculpado ante él, jamás le hubiese echo una reverencia. Entonces ¿quién era ese chico? ¿Por qué se parecía tanto a Jimin?

La mente de Jungkook fue una y otra vez a Jimin del pasado, claro que no podía ser.  La forma de vestir de Jimin era demasiado infantil, siempre utilizaba suéteres de colores y demasiados esponjosos, sus tenis eran fosforescentes y su pelo le caía justo encima de sus ojos.

El chico que había visto hacía menos de media hora iba vestido todo de negro, el pantalón que vestía era de cuero , un Jersey y una chamarra de cuero, esos lentes cuadrados y el pelo era corto y de color gris.

No podía ser Jimin.

- La voz - Jungkook murmullo reviviendo la voz en su mente. - Se escuchaba más ronca, pero es que Jimin siempre endulzada la voz para hablarle, pero estaba seguro que si era su voz.

- Su pequeña mano fría - Jungkook la  podría describir perfectamente, conocia cada uno de sus dedos, los había memorizado con sus propios dedos, habia medido sus manos de ambos más de mil veces, podía saber que su toque era único, pues sus manos siempre estaban frías por completo, eran muy suaves y regordetas, el dedo meñique estaba más gordito que los demás, ese dedito que se había envuelto en su propio meñique infinidad de veces prometiendo tantas cosas, tantos acuerdos que cerraron de aquella forma, por supuesto que la había reconocido todas esas características estuvieron allí, justo en ese chico de pelo gris.

- ¡¿Quien rayos es ese chico?! - al mismo tiempo que se le hacía tan conocido, habia sentido algo distinto en el, físicamente podría jurar que es el mismisimo Park Jimin, pero no estaba seguro por su forma en la que lo había tratado, Jungkook jamás pensó volver a tener ni un trato amable hacia él y allí justo allí  estaba la falsedad de ese chico.

Una verdad cayó sobre él como una roca, definitivamente Jimin jamás le dedicaría una sonrisa.

Durante los últimos meses que habían compartido prepa, aparte de ser los más difíciles para el pelinegro emocionalmente hablando, Jimin jamás le había dirigido la mirada y mucho menos una sonrisa. Eso lo había aniquilado, la culpabilidad habia sido cruda y no había tenido piedad en el,  pero el hecho que el más joven lo ignorase y lo privase de sus sonrisas, de su cariño, de su compañía había sido mortal para su persona acostumbrada a estar durante años sometido a la constante entrega de los mismos. Cada día fue una lucha constante por levantarse y respirar el mismo aire que el menor, sin poder hacer nada para reducir el infierno de ambos.

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