Encuentro

3K 87 48
                                    

Los personajes no me pertenecen son de la Gran Rumiko Takahashi esto es sin fines de lucro solo diversión por y para los fans.



Bueno mis queridos lectores, éste one shot fue como una picada, sí. Me dio la regalada gana como quien dice, tenía unas ideas de esas locas en mente, es un one shot bien pasional, exceso de Lemon oh sí! para todos aquellos que aman leer las pasiones desatadas de nuestro amado trenzudo, sin más a leer. Ya saben que si les gusta dejen su voto, lo aprecio mucho y comenten que amo responder. Disfruten! 

ALERTA! SI ERES MENOR DE EDAD, SU CONTENIDO ES EXPLÍCITO, ERÓTICO, SENSUAL, LEER BAJO TU CRITERIO Y RESPONSABILIDAD. TODAS MIS OBRAS CONTIENEN EN SU MAYORÍA ESCENAS DE LEMON, SI NO ES DE TU AGRADO ABSTENTE DE LEER. 



Esto comenzó en pleno invierno, nevaba y el frío se hacía sentir con mucha fuerza, era mi primer día de trabajo, estaba algo nerviosa pero me daba ánimos, una buena amiga me había instado a participar de la entrevista y luego de una semana de espera quedé seleccionada, pensarán que quizás era un puesto difícil, pero no. La verdad era que solo apliqué para telefonista, sí de esas molestas mujeres que te llaman para ofrecer o "solucionar" problemas con tu compañía de celular. A mis 29 años postulaba a tan sencillo y hasta mediocre puesto de trabajo pues estaba aburrida de administrar una céntrica cafetería en pleno Tokio, el sueldo era buenísimo pero estaba muy estresada y quería algo simple no tan demandante. Entonces fue que renuncié descansé un mes y aquí estoy, parada frente a un enorme edificio lleno de ventanas brillantes e imponentes, acomodé mi abrigo negro que llegaba justo al borde de mi planchada falda, cubriendo justo por debajo de la rodilla, vi mi reflejo en la platinada puerta y entré sin más. 

Ahí fue precisamente donde lo vi la primera vez, frente al elevador. Estaba a su izquierda unos dos pasos atrás, su perfume invadió mis sentidos como una bofetada, era cuero y madera y quizás algo de sándalo, llevaba un cardigan largo color marrón, sus zapatos brillaban y su postura era firme y relajada, su espalda ancha y su cabello azabache como la noche era largo y pese a la formalidad de su atuendo, la llevaba atada perfectamente en una coleta. Conversaba muy ameno con otro chico, por un breve momento pensé que el bendito elevador demoraba en llegar, hasta que sonó la típica campanita se abrieron sus puertas y las diez personas que esperábamos por él pudimos al fin subir. 

Los guantes que llevaba puestos por el frío comenzaban a molestar, y decidí sacarlos de una vez, el edificio tenía 30 pisos en su totalidad, en cada piso trabajaban distintas compañías, mi piso era el 19, una vez todos marcaron sus números afiancé el agarre de mi cartera  a mi hombro, no era tan pequeña pero la llevaba algo pesada, el aire acondicionado comenzaba a hacer efecto y al menos la mitad de los presentes desabrochaban sus abrigos, hice lo mismo dejando a la vista la blusa de color rosa que llevaba debajo, eso fue bueno pues el maldito abrigo me tenía sofocada, hubiese querido sacarlo pero el espacio era limitado, la capacidad del ascensor era de 15 personas, llegando al piso 5 subieron dos más por lo cual tuve que moverme hacia atrás quedando  en el rincón o esquina de éste, como una especie de dominó todos a su vez se movieron pude sentir su aroma de nuevo, y cómo no, si había quedado a mi lado, nuestros brazos rosaban era inevitable por la falta de espacio, miraba fija el horizonte como si estuviesen pasando la mejor película de la vida, quería verle el rostro esa era mi verdad, pero no podía ser tan obvia, entonces escuché su risa, algo suave por lo incómodo del lugar, su acompañante le daba pequeños golpesitos en el hombro que hacían que rebotaran en mi menudo cuerpo lo que de cierta forma me molestó, giré leve mi rostro y lo clavé en el chico, que por cierto era hermoso, unos ojos color miel y una sonrisa encantadora, lo vi seria a lo que él reaccionó abriendo su par de ojos con expresión de "lo siento", con eso me bastó y volví a mirar al frente, pero noté la mirada de él encima, estaba segura de que me veía curioso, no quise moverme ni un centímetro hasta que al fin llegaba a mi piso, para ese entonces solo quedábamos unas 6 personas lo extraño era que no se movía de mi lado, podría haberse acomodado más lejos pero no, estaba pegado a mí, di un paso adelante para que cuando se abriera la puerta poder salir lo más rápido de allí, justo al sonar la llegada escuché su voz llamarme.

ElevadorOù les histoires vivent. Découvrez maintenant