Capítulo 23: Luxu.

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Las heridas en mis brazos, pese a lo que esperaba, comenzaron a sanar. El fuego me envolvía cálidamente. Delicado, suave. Me sentía cómoda, como si fuera una especie de loba hecha para el fuego.

Al principio estaba asustada, aterrada. ¿Cómo no estarlo? Estaba envuelta en fuego. Tuve que respirar profundamente varias veces para procesarlo, mientras que tanto Nicholas como Carol se me quedaban viendo.

Gracias al fuego, pude observar con mayor atención el lugar. Definitivamente era un sótano. El techo era alto y no había ni una sola ventana que pudiera iluminar el lugar. Había más cadenas de las que pensaba, colocadas por todo el lugar, como si estuviese preparado para mantener cautivas al menos diez personas.

Carol tenía serios golpes en su rostro, su brazo parecía dislocado y sangraba debido a las cadenas. Yo misma tenía una seria herida en mi pierna, mis brazos, en llamas, tenían las marcas que las cadenas dejaron en mí. Sabía que tenía moretones por todo el rostro, posiblemente también en el abdomen. El fuego me ayudó a manejar el dolor, pero sabía que seguía ahí.

Y no podía darme el lujo de perder.

—¿Cómo es posible? —murmuró, impactado.

—Soy una híbrida, ya te lo dije —intenté a acercarme, a lo que él mantuvo una distancia considerable.

Le huía al fuego. Se mantuvo lanzando algunas cosas hacia mí con magia, sin embargo, esquivaba todo con gran facilidad. Mi loba estaba furiosa, lo que me permitía tener mejores reflejos. Además, con la iluminación extra, podía notar todos sus ataques antes de que fuera algo peligroso.

Sí, me había golpeado muchas veces al estar peleando en la oscuridad, pero ya no más.

—¿Bruja? Imposible.

—Bruja, alfa, luna —enumeré con una sonrisa orgullosa—. Tu peor pesadilla.

Caminé a paso apresurado hacia él, tomándolo desprevenido. Casi me caigo debido a la cadena que se enredó en mis pies, sin embargo, el fuego logró tocar su cara, haciéndolo gritar del dolor.

Sus gritos lastimaron mis oídos. Las paredes del sótano comenzaron a moverse. La magia estaba presente, agitando todo a nuestro alrededor. No pudo detener el fuego. Veía como se abría paso, tomando su cabello y corriendo hacia su cuello.

Corrí hacia Carol, quién me veía con una expresión de pánico. Sus cadenas se movían sin parar debido a los temblores que Nicholas provocaba. No sabía si era debido a su magia, pero todo comenzó a temblar y agitarse, mientras él luchaba inútilmente contra el fuego.

¿Por qué no pudo apagarlo? No entendía que estaba pasando.

—¡Eleanna! —Gritó con desesperación.

Una de las paredes cayó, muy cerca de dónde me encontraba. Mi pie quedó atrapado entre los escombros y la cadena. No iba a lograrlo, no era capaz de alcanzar a mi mejor amiga. Comencé a quitar los escombros a gran velocidad, mientras mi corazón latía desbocado. Si me alcanzaba otro derrumbe, no lograríamos salir de aquí con vida. Cuando logré sacarlo, todo el lugar parecía a punto de derrumbarse.

Y yo ni siquiera estaba segura de que podría teletransportarnos fuera. Sí, había visto a Nicholas hacerlo, pero no tenía la menor idea de cómo fue que lo hizo. Un plan, necesitaba un plan.

Pero lo primero era ponerme de pie. El dolor en mi tobillo me hizo gritar, mientras Carol intentaba liberarse de las cadenas.

Mis pasos se volvieron torpes, titubeaba al moverme, al intentar esquivar los desesperados ataques del brujo que se quemaba vivo.

Los sacrificios de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora