Todos cometemos errores

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¿Cómo puede cambiar tan drásticamente mi estado de ánimo en un sólo día?

Ayer, a esta misma hora, era la chica más feliz del mundo; tenía a Harry de vuelta y, aunque no estuviéramos completamente solos, no había nada que pudiera fastidiarse. Es decir, estaba decidida a contarle toda la verdad de lo que sentía y hacer lo nuestro oficial-oficial, en cuanto acabáramos con nuestras “actividades” secretas.

A nuestro primer encuentro clandestino en el “sitio secreto” le siguieron varios más, metí una señora paliza a Niall y Gemma al Scrabble e hicimos un pésimo partido de voleibol en la playa. Puede que el hecho de que nuestro equipo perdiera, tuviera algo que ver con que estaba más atenta de Harry sin camiseta y de sus músculos tensándose y destensándose que de la pelota.

No hubo ningún problema y, con problema, me refiero a alguna fan escandalosa que nos viera. El día no fue del todo caluroso y la playa estaba completamente vacía a las 7:30pm.

Hoy, en cambio, todo se ha vuelto negro. Y si se descubre algún otro color más oscuro que el negro, el día seria pintado de ese.

Todo ha comenzado con el recuerdo de una cosa que ya sabía. Está mañana, cuando he bajado a la cocina (con intención de prepararle el desayuno a Harry), me he encontrado a Niall y Lou hablando de la vuelta a la gira. En ese momento he hecho cuentas y he llegado a la conclusión de que solo quedan tres días para el 1 de Agosto y, paralelamente, tres días para que la gira comience. Y eso quiere decir que queda todavía menos para que tengan que coger un avión a Canadá.

Me he escabullido de la cocina, incapaz de entablar con ellos una conversación sobre el final de mis vacaciones con Harry, y he vuelto a la habitación.

Pero eso no es todo. Han pasado seis horas desde aquello y Harry no me ha dicho nada al respecto. No me ha preguntado que quiero hacer o que creo que deberíamos hacer.

La situación empeora a una velocidad vertiginosa. Es igual que cuando me ocultaron lo de la gira la última vez. Louis me evita constantemente y Harry está demasiado normal.

—¿Te encuentras bien? —La voz de Gemma me devuelve a la realidad. Giro la cabeza y, después de bajarme las gafas para poderla ver en su color original, contesto:

—Sí. ¿Y tú? —Veo claramente como frunce el ceño. Yo borro rápidamente las expresiones que podrían delatarme y sonrío de lado.

—Perfectamente —contesta recelosa. Después de devolverme la sonrisa, se acomoda en la tumbona y cierra los ojos de nuevo.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —Ella asiente con la cabeza sin abrir los ojos—. ¿Ha pasado algo con Johnny?

Se hace un gran silencio. Lo único que oigo es a Gemma tragar saliva. Me regaño inmediatamente a mí misma. La única razón por la que he preguntado eso, aparte de curiosidad, es alejar el tema de yo estando “bien”.

—¿A qué te refieres?

—Bueno… en realidad… —Chasqueo la lengua enfadada conmigo misma—. Da igual Gemma, olvídalo. ¿Quieres algo? —pregunto levantándome de la tumbona.

En un vago intento de olvidarme un poco de todo, he ayudado a Gemma a colocar unas tumbonas -que estaban guardadas en un armario- frente el porche de la casa. Son las últimas horas de sol del día pero aquí se pueden aprovechar al máximo. Y, ¿qué mejor que tomar el sol justo al lado de la puerta de casa?

Gemma se incorpora como respuesta. Nuestras miradas se fusionan y no puedo evitar compararla con su hermano. Los dos se parecen mucho.

—No te sientas incómoda —dice cruzando las piernas hasta estar sentada como un indio—. Johnny y yo pasamos unos meses estupendos pero cada uno ha rehecho su vida. Hemos quedado como buenos amigos, no te preocupes.

Still Into You [BSE III] | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora