Capítulo 25: "Brownies de chocolate."

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Levanta la mirada de mis nudillos para mirarme a los ojos. Esta muy atónita, está claro que no se esperaba esto. Yo hace un mes tampoco me imaginaba que iba a acabar enamorado de la chica con ojos llorosos a la que tiré al suelo, bueno para qué mentir, en realidad sabía que me iba a enamorar de ella.

-Yo...yo- empieza a tartamudear. Está tan adorable así, que cojo su cara entre mis manos y la beso, primero despacio y luego aumento el ritmo de mis besos. Sé que aún no esta preparada para decirme que me quiere, ya que la han hecho tanto daño que tiene miedo a que se lo vuelvan a hacer, pero tengo la certeza de que me quiere, sino, no estaría ahora mismo conmigo, no después de haberme visto pegar a mi hermano.

-Yo...

-Lo sé, tranquila.

Le doy un último beso haciéndola sonreír. Se levanta y quita el agua hirviendo de la Vitro. Saca un vaso de un armario encima del fregadero.

-Pablo.

-Dime- digo levantándome.

-Te importaría coger ese paquete de té.- pide señalando a una estantería que esta bastante alta.

-Claro- lo cojo y se lo entrego.

-Gracias- me sonríe.

-Ves como eres bajita- digo en broma recibiendo una mirada asesina de su parte- era una broma- la rodeo con mis brazos la cintura, teniendo su espalda en mi pecho, como aquel día viendo el amanecer. Le doy besos en el cuello mientras ella pone la bolsa de té en el vaso y añade el agua, haciendo que se vaya volviendo verde.

-Para- se ríe intentando salir de mi agarre, cosa que finalmente consigue. -venga vamos arriba- coge la taza de té y la acompaño escaleras arriba.

Alejandra está sentada en la misma posición, como si no se hubiera movido en este tiempo. Verla así hace que todo rastro de felicidad que había conseguido Valeria se esfume. Ella se sienta al lado de Alejandra y la ofrece la taza de té.

-Cuidado que quema, ¿quieres comer algo?- pregunta mi novia. Miro la hora y veo que son poco mas de las nueve.

-Deberías comer algo- sugiero.

-No, estoy bien, no tengo mucha hambre.

-¿Estas segura?- ella tan solo asiente- ¿te quedas aquí esta noche?- asiente de nuevo.

-Vale, yo me voy a casa a hablar con él.

-No le digas lo del bebé...

-Tranquila, no lo haré- beso en la mejilla a mi cuñada.- Asegúrate de que coma algo- le susurro a Valeria.

-Lo haré- la beso y salgo de su habitación.

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-¿Mamá, es necesario?- pregunto.

-Ya que estamos todos en Málaga, tenemos que hacerlo, avisa a Valeria- dice. Suspiro y salgo de mi casa.

Cuando volví ayer a casa Salva no estaba, y al parecer ni mis padres ni Casilda se habían enterado de lo que había pasado. No sé si alguna vez lo sabrán, lo que sé es que yo no soy el que tiene que contárselo.

Subo las escaleras del porche, ya que la puerta de fuera estaba abierta, y llamo a la puerta principal. Ana me abre la puerta con una sonrisa.

-¡Buenos días Pablo!- me abraza y le respondo al abrazo.

-Buenos días, he traído el desayuno- digo enseñándole la bolsa que tengo en una mano.

-Pasa, Valeria y Alejandra están el salón, y a Hugo no hay quien le saque de la cama- sonrío a su comentario.

En Brazos de Él (Pablo Alborán)Where stories live. Discover now