Aquel diciembre, que todos creían sería el más triste y opacado de todos, estuvo realmente lejos de serlo.
Tomó bastante tiempo colocar todos los regalos debajo del árbol, sin embargo, cada quien tenía un obsequio que recibir en navidad.
Todos hacían algo mientras esperaban ansiosos que el enorme reloj de péndulo en la pared marcara las 12:00 para abrir los regalos, ya fuera tomarse fotos, comer un bocadillo, o simplemente disfrutar la música.
Erick por su parte esperaba pacientemente en la terraza mirando las luces de la calle. Hacía mucho frío afuera, así que tomó el cierre de su abrigo y lo subió hasta el cuello.
-¿Por qué no estás dentro?
Gabriel se detuvo a su lado mirando las luces también.
-Iré en un momento- respondió sin más.
-Te noto extraño, ¿acaso no estás feliz?
-Sí, lo estoy- responde mirando al chico.
-¿Entonces?
-Navidad siempre es una buena época para pensar, pienso algunas cosas.
-¿Vas a decirme en qué piensas?
Cuando Gabriel pensó que el ojiverde no diría nada, finalmente respondió.
-¿Crees que esté mal tener miedo?
La pregunta lo tomó por sorpresa, así que lo pensó durante un buen tiempo.
-No creo que esté mal, tener miedo es necesario aveces, te hace ser precavido.
Erick simplemente asintió con la cabeza.
-¿Puedo preguntar qué te da miedo?
-Me da miedo la clase de vida que puedo darle a Joel, es decir, míralo- dice girando hacia el interior de la casa por la ventana- ha logrado tantas cosas que no quiero ni imaginarme si yo llegara a estancarlo algún día.
Gabriel lo estudia por un momento.
-Creo que entiendo tu punto, pero también creo que estás obviando un detalle muy importante.
Erick lo mira esperando que se explique mejor.
-Justamente tú eres la persona que no ha permitido que mi hermano se estanque. Puedes tener tanto miedo como sea posible, solo no dejes que te domine. Y si te sirve de consuelo, Joel es de las personas más miedosa que conozco.
-No te creo- expresó desconcertado el ojiverde. Joel es la persona más valiente que conoce.
-Créeme, lo es. Joel tiene tanto miedo de que yo crezca que siendo ya un adolescente me sigue viendo como un niño aún.
El sonido de la puerta los hace mirar hacia atrás y el rizado llega hasta ellos.
-¿Qué hacen acá fuera? Estamos a menos de 10 minutos.
Erick rodea el cuerpo de Joel con sus brazos y se dirigen a dentro con Gabriel detrás de ellos.
-¡Todos alrededor del árbol!- grita Patricia.
Cuando suenan las doce campanadas empiezan a abrir los regalos.
-Erick será el último- dice el rizado y su novio lo mira mal al instante.
-¿Por qué razón?- pregunta cruzándose de brazos.
-Porque yo lo digo- responde sacándole la lengua.
Uno por uno tomaban el regalo con su nombre, leían la tarjeta y quitaban la envoltura.
Un último regalo quedó al pie del árbol, y era el más pequeño de todos. Sin duda era el regalo de Joel para Erick.
-Creo que no hay una tarjeta- dice mirandolo por todos lados.
-Mis palabras son mi tarjeta- le aclara el rizado -agradecerte por cada momento que has estado a mi lado me tomaría la vida entera, pero con este pequeño detalle quiero demostrarte y confirmarte una vez más que te amo, y que lo haré por siempre.
Con mucho cuidado el ojiverde abre la bolsita y saca una cajita mucho más pequeña.
Sus temblorosas manos destapan la caja revelando una brillante sortija que provoca una sonrisa automática en su rostro.
-Me haría muy feliz que me dieras el honor de ser tu esposo ¿quieres casarte conmigo Erick?
La gente alredor seguramente están haciendo bulla, pero él solo puede concentrarse en el brillo de los ojos de su novio que espera su respuesta.
-Sí.
Cuando se lanzó sobre Joel para besarlo olvidó por completo sus muletas, porque sin importar lo miedoso que pueda ser, para él siempre será el más valiente, el más fuerte, el más inteligente, el más.
Decidió no dejarse dominar por sus temores, eso le sugirieron y eso hizo.
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Con mucho cariño para Guadalupe_cncowner 😘
Estamos cerca del fin.
Les quiere:
Lía. ❤️
