Capítulo 27

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- ¡Ah, estas aquí! Tu madre me ha dicho que subiera pero no me ha querido decir para qué - su tono divertido contrasta con la visión que tiene al entrar.

Mimi está sentada a los pies de la cama de ambas, con las manos sobre sus rodillas y la mirada perdida en el suelo. No se le ve el rostro porque su pelo rubio y la posición de su cabeza lo evitan pero lágrimas silenciosas recorren sus mejillas sin que haga el más mínimo gesto para evitarlo.

Ruth se detiene y se acerca a ella, se arrodilla en la suave alfombra blanca a los pies de la cama y coge las manos de Mimi entre las suyas.

- Cariño ¿Qué te pasa? - acaricia con sus pulgares las manos de Mimi y busca su mirada colocándose a su altura.

- No puedo mentirte - suelta en un suspiro. La morena tensa la espalda aunque no por ello aminora el cariño en sus caricias.

- Te escucho Mimi - responde echándose hacia delante y apoyando su cabeza en las rodillas temblorosas de la rubia. Mirándola desde abajo.

Tarda unos minutos. No consigue empujar las palabras en su garganta y aunque no se sienta presionada a hablar los constantes roces de las manos de Ruth sobre las suyas le recuerdan que está esperando a que ella hable y que tiene que hacerlo.

Cada vez que intenta formular una frase apenas consigue abrir la boca. Tiene la garganta seca y áspera y siente la lengua pesada. Cierra los ojos y llena sus pulmones todo lo que puede, mira un instante a la que es su prometida esperandola con preocupación en los ojos.

- No puedo casarme Ruth.

Le aparta la mirada y sus mejillas vuelven a mojarse si es que en algún momento se secaron. En el momento que lo dice las caricias se detienen aunque las manos no se apartan y la misma Ruth es quien ahora tarda en encontrar palabras y llena varias veces sus pulmones intentando calmar su reacción.

- Lo suponía - retira sus manos para llevarselas a la cara y frotarse alrededor de los ojos.

- ¿No... no te enfadas o... no sé? - levanta la cabeza lo justo para mirarla de frente aunque Ruth sigue tapándose la cara hasta que se levanta y le da la espalda.

- Cuanto más se acercaba la fecha más tensa te ponías y... - su voz suena áspera y amarga, se abraza a si misma y Mimi que la conoce la nota flaquear y recomponerse antes de seguir - No quería... hablarlo contigo... porque... no... no quería que fuese cierto pero... se te nota

- Ruth yo... te juro que lo he intentado y te quiero muchísimo Ruth y lo sabes pero no...

- No pasa nada Mimi - se seca las mejillas y llena sus pulmones de aire girándose hacia la rubia intentando fingir una sonrisa.

- Lo siento - murmura encogiendose sobre si misma y apretando entre sus manos un pañuelo de papel que ya no puede secar más lágrimas - lo siento mucho.

- Mimi no pasa nada... A mi me encantaría poder ir por ahí diciendo que eres mi esposa y quiero dar ese paso contigo pero es algo mutuo y... No a todo el mundo le hacen ilusión las mismas cosas y no nos queremos menos por no casarnos - repite en tono neutro como si se lo hubiese aprendido de memoria.

- No... yo te quiero muchísimo Ruth pero es que no... - gesticula con sus manos tratando de apoyarse en ello pero la morena se las coge y la detiene.

- Mimi deja de llorar, por favor - le pide aparentando sus manos y secándole las mejillas con sus pulgares - No cambia nada entre nosotras, el amor es el mismo estemos o no casadas.

- ¿No cambia...? - arruga el entrecejo sin comprender del todo lo que acaba de escuchar.

- No Mimi, no pasa nada. Sólo tenemos que cancelar todo y es un lío y vamos a perder pasta seguro - pone los ojos en blanco y después una sonrisa conciliadora - pero tu y yo seguimos igual.

Yo nunca quise llegar a esto, AnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora