•Fraternal•

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Era un buen día, la mañana parecía ir de manera tranquila, Dib estaba en la cafetería de la escuela, normalmente no comía ahí pero está ocasión decidió hacerlo, llevo consigo un par de sandwiches, le había comentado a la invasora que llegaría tarde, hoy tenía clases extras para tener un buen récord académico.

Comenzó a degustar aquellos alimentos cuando alguien se sentó en frente de él. Al voltear para ver de quién se trataba, frunció el señor, por desgracia se le había olvidado que algunos de sus viejos compañeros de la Eskuela con K iban en la misma.

- ¿Que quieres Zita?

- Solo quiero decirte que estás invitado a la fiesta que haré por el cierre del semestre - dijo aquella chica de cabello morado, había cambiado mucho, su cabello corto lo tenía ligeramente más largo.

- Por qué siento que es una de tus incontables trampas

- ¿Pero por quien me tomas? Solo quiero que sepas que espero que vayas

- lo pensaré - le contesto de manera seca a la chica para después tomar sus cosas y retirarse de la cafetería, ya le habían arruinado el apetito.

Él día paso a un ritmo mensurado, Tak solo podía observar las Geodas, eran 5 ahora, anexo las otras 2 que hallo cuando revisaba la recámara del cabezón, quizás tendría algo que la ayudará a huir pero no fue así, encontró ropa, algunas revistas extrañas, algunas fotografías, muñecos y algunos aparatos electrónicos extraños que no le servirían.
Frustrada por saber que no podría hacer una vida sin ser la prisionera de alguien, se sentó en medio de su habitación, tenía una pila platos de la comida que le ofrecía él terricola aún lado, Dib le dejaba comida antes de ir a la escuela y también le preparaba bocadillos cuando llegaba, aunque su sabor le desagradaba un poco, ella lo devoraba por el hambre que la azotaba.

Era un gesto noble, algo que en su civilización no conocían, no eran dignos colonizadores, eran despiadados conquistadores y todo para servir a un par cuya jerarquía radicaba en la estatura, por un momento sintió asco en pensar lo devota que era ante sus dos líderes.
Los estragos de lo que había vivido comenzó a invadirla, sintió repulsión en el acto, sin embargo se contuvo, volvió a la cama, miró aquellas rocas y algo de añoranza vino a su mente, sin embargo se convirtió en tristeza, ahora estaba sola, ella nunca vera de nuevo aquel irken que fue en un tiempo su figura fraternal.

Eran las 6 de la tarde cuando la puerta se abrió, Dib había llegado, estaba cansado, pero aún tenía cosas por hacer.

- Tak... Ya estoy en casa - sabía que ella no respondería a su llamado, desde su llegada ella se encerraba en su habitación, solo salía cuando tenía hambre o cuando las necesidades biologícas la llamaban, después de todo ella era un ser vivo que también desechaba lo que su cuerpo no requería.

El chico comenzó a preparar la comida después de todo, su hogar no era tan grande, tenía una pequeña sala junto con una televisión, de lado estaba un comedor para 4 personas, su vitrina donde guardaba algunas cosas de colección, de lado izquierdo una pequeña cocina y al fondo en el pasillo estaban tres habitaciones, la de él y otras dos por si venían su padre y hermana, pero sabía que eso sería imposible. Su padre siempre estaba tan ocupado que no se tomaría el día solo para estar con él y ni hablar de su hermana, quien apenas le dirigía la palabra, desde que salvaron el mundo del Florpus creyó que ella se volvería una de sus más grandes confidentes pero la chica gótica nunca mostró en ser la mejor amiga de su hermano y para Dib fue un golpe bajo.

Tan pronto acabó, el chico comenzó a servir los platos de comida, odiaba comer solo, sin nadie con quién compartir su día, luego recordó a Tak, se preguntaba cómo es que ella se encuentraba, tomó el plato que era para ella y fue a su habitación, tocó la puerta un par de veces ¿Acaso se habría escapado? Fue por su repuesto de llaves, abrió cuanto antes, miró detenidamente y al fondo estaba ella, dormida acurrucada, se acerco a ella lentamente, observó que tenía sus geodas al mismo tiempo que fruncía el ceño, pero siguió avanzando, hasta que dejó la comida en un buró cerca de la cama, regreso solo para tomar los platos sucios, en cuanto fuera fin de semana haría una limpieza en toda su casa. Salió cauteloso, trato de hacer el menor ruido, sin embargo Tak despertó una vez que entró, pero no quería molestarse en verlo, simplemente lo ignoro.

Lamento mucho la demora, trataré de actualizar lo más pronto posible.

Por cierto la historia es después de la película y conforme pasen los días se irán explicando cierto puntos, y no... No son dentro de la trama oficial solo son teorías de esta escritora.

31 días con ella Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt