•Piedra•

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Se levantó temprano esa mañana, aún confundido preparo el desayuno para él y su invitada, ese día tenía que salir a la escuela y llegar un poco antes, debido a que tenía asuntos por hacer como dejar un libro en la biblioteca, sacar otros y terminar en su investigación, sus clases comenzaban a las 8 por lo que solo tenía una hora para acabar.

Miro el reloj digital que llevaba consigo, eran exactamente las 6, por lo que le daba tiempo para alistarse, pero lo haría una vez que acabara de cocinar, aunque era algo sencillo, el chico humano quería tener más de lo esperado, no sabía que tanto estaba hambrienta Tak.

Una vez acabado su labor de preparar, el humano se dirigió a la ducha, en ella pensaba si realmente era buena idea tenerla de invitada, pero lo hecho, hecho estaba y al parecer ella había pasado por cosas difíciles, por lo que trato de ponerse en su situación, quizas nadie lo hubiera ayudado y eso era más que suficiente para que él pudiera brindar apoyo para la chica.

Tardó un poco en terminar de alistarse pero una vez listo, Did salió de su casa, cerrando la puerta con llave, esperaba verla al regresar, aún tenía algunas dudas y quería que ella se las resolviera antes de que ella intentara irse, en el camino a su escuela, pensaba más en lo que hacía, realmente seguía sin convencerse de que había sido amable con la especie con la que luchó por mucho tiempo, siendo un niño ya había salvado al mundo más de una ocasión pero nadie le había agradecido.

Muchas ocasiones Did empezaba a desarrollar trastornos depresivos, la soledad y el hecho de ser antisocial no ayudo en eso, quizás esa era una de las razones por la cual se había compadecido de su extraña huésped...

Mientras tanto, Tak apenas logró despertar, los rayos del sol se colaban por su ventana, miró fijamente la habitación, no tenía muchas cosas, era limpia o en lo que cabía, un olor bastante delicioso la invitaba a salir en busca de comida, tenía hambre y necesitaba comer lo antes posible, trato de buscar ruido pero era imposible, quizás Did la había abandonado en aquella casa, por lo que eso sería un alivio.

La irken salió cautelosamente, comenzó a buscar al chico pero no había señales de él, quizás acertó y el humano cabezón por fin la había abandonado, así que comenzó a buscar alternativas para poder huir, pero todo estaba cerrado, al parecer ahora quería mantenerla encerrada para que muriera en el olvido.
De nuevo volvió aquel olor, lo busco hasta que notó que en la mesa e l comedor, había un plato con un par de tostadas de pan con miel y algo de fruta, la chica no dudó en devorar aquellos pedazos de pan, ahora comenzó a buscar algo con lo que pudiera salir de aquella casa, reviso algo que le ayudará pero no tuvo éxito, fue entonces que en una vitrina, la chica encontró algo que le llamo la atención, en una esquina estaba una piedra. Esta tenía cristales en medio, Tak la tomó para verla mejor, en su planeta jamás había visto algo así, era muy bonito para ella.

Paso la mañana, Did regresaba a casa, cuando notó que su casa estaba completamente desordenada, el moreno comenzó a alarmarse, pensó que alguieb se había metido a su hogar así que busco a Tak por todos lados, hasta que finalmente, la encontró en su habitación, viendo fijamente aquellas Geodas que tenía como colección.

- Aquí estás… bueno pensé que…

- Cállate humano, y cierra esa puerta

- ¿Que haces con mis Geodas?

- ¿Estás piedras? No sabía que fueran especiales

- Lo son de alguna manera… estare a fuera por si me necesitas

- No creo necesitarte

Did salio de aquella recamara, esas "piedras" eran un tanto especiales, traían consigo un poco de su pasado y recuerdos un tantos agridulces, algo que le daba sentimientos encontrados.

31 días con ella Where stories live. Discover now