CAPITULO 10: PECADO ANDANTE

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—Muchas gracias, lo tendré en cuenta. Adiós Jake— le dije saliendo del taller. Me habían atendido muy bien, seguro que traería mi coche si se volvía a malograr.

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Llegué temprano a casa para preparar la cena, tal vez sea la última. Esta noche le plantearía el divorcio a Mike, no sabía cómo lo tomaría por eso hice una ligera maleta por si algo iba mal.

El timbre sonó y salí a ver, no esperaba visitas, Rose no se había aparecido a visitarme siquiera. Eso me tenía preocupada ¿Dónde se hospedaría ahora mi amiga?

—Hola Bella— era Edward, parecía algo molesto.

—Hola…— dije algo nerviosa. Siempre había visto una sonrisa en su rostro me sorprendió que ya no estuviera allí. Estaba tan feliz esta mañana. Y me hizo muy feliz a mí también. ¿Tendrá problemas en su trabajo por mi causa?

—Tienes el celular apagado. Fui a recoger tu coche hace un rato pero me dijeron que te lo habías llevado—dijo fastidiado, no entendía su molestia.

—Si, tenía que recoger algunas fotos del laboratorio y pasé por él, me olvidé de llamarte— dije algo avergonzada. Aunque decir verdad aún no le veía el problema.

—La próxima vez avísame, creí que habían robado tu auto, hasta llamamos a la policía, pero uno de los ayudantes nos dijo que te lo dio. Por cierto ¿Te cobró la compostura?— se veía serio, algo había pasado allí. Y no era sólo por mi auto.

—Lo siento. No me cobró, yo quise pagar por eso, ya me habías ayudado llevándolo allá, no quería causarte más molestias— le aclaré.

—Está bien, no hay problema, es sólo que no em cae bien ese chico impertinente— dijo llevándose las manos a su cabello. Por ahí iba la cosa. El problema era con Jake y no conmigo. O eso parecía.

—Jake me atendió muy bien, siento muchos que hayas tenido problemas por mi causa— le dije tan mortificada.

—No fue por tu causa, sólo que fue muy… fresco para hablar de ti. Parece que le gustaste— dijo molesto, yo no podía dejar de ver su ceño fruncido y su mandíbula tensa, estaba más guapo que de costumbre. La ropa oscura y esa ráfaga de celos lo hacían verse tan sexy. Si pudiera echarme un balde de agua fría cada vez que pensaba así de Edward seguro la ciudad se quedaba sin líquido.

Me repetí mentalmente que estaba en la puerta de mi casa, era una señora y debía ser formal, al menos en espacios públicos como el pasillo del edificio.

—Gracias por todo Edward y disculpa las molestias— le dije más calmada pero con ganas aún de hacerlo mío otra vez. No podía esperar a mañana.

— ¿Molestias?— escuché la voz grave de Mike llegando a la puerta. Me puse nerviosa, no era bueno, ni tampoco decente hacer eso. Tener a mi esposo y mi amante juntos, me sentí una mala mujer.

—Hola Mike, le agradecía a Edward por haber llevado mi auto al taller, ya está arreglado— traté de sonreír. Se acercó y como nunca me tomó de la cintura y me besó.

—Pero Bella, tienes seguro para esas cosas, sólo llama a la compañía. No tienes porque pedir favores. Bueno de todos modos gracias muchacho. — dijo Mike entrando, no sabía dónde meterme de la vergüenza Edward me miraba enojado.

—Gracias Edward nos vemos luego— dije bajando la mirada y sonrojándome.

—De nada señora, hasta luego— dijo él en tono muy cortés y me dio la espalda para marcharse. Me quería morir. Pero esto se acababa hoy. No podí seguir con esta doble vida.

Mike no estaba en la cocina ni en la sala. Lo busqué en la habitación y cuando entré me abrazó. ¿Qué le habría pasado? ¿Estaría enfermo? Usualmente él era cariñoso pero sólo con las palabras.

El Conserje -Terminado-Where stories live. Discover now