Capítulo 59

402 13 0
                                    

Su boca era la cosa más dulce que nunca había probado. Seguimos besándonos apasionadamente hasta que me decidí.

_____ : Christopher ¡Voltéame! - susurré -

Christopher: Tn, no creo que sea una buena idea.

_____ : ¡Hazlo! - le ordené -

Christopher: Tn ¿Estás segura? - él se separó un poco de mi rostro - No quiero hacerte daño...

_____ : Y no lo harás. Por favor - supliqué -

El asintió y me volteó poniéndome contra la mesa. Necesito apoyo, en verdad quiero hacerlo, quiero que él se sienta bien para que sienta lo mismo que yo. Pea su vez siento miedo. Tengo que dejarlo ir, el miedo no es bueno. Quiero hacerlo y eso es todo. Christopher se posicionó, tardaba un poco así que decidió hablar.

Christopher: No Tn, no lo haré - se separó un poco y me volteó para dejar sus labios a la altura de mi boca - No quiero que hagamos esto por el hecho de complacerme.

_____ : ¡Pero es que yo quiero hacerlo para que tú estés bien! - le di un pequeño beso - Quiero agradecerte todo lo que haces por mi.

Christopher: No tienes que agradecérmelo...

_____ : Christopher, no lo entiendes - tomé aire - ¡Eres jodidamente perfecto! Tú me amas, me valoras y... respetas mis decisiones.

Christopher: Eso es lo que hacen las parejas.

Cuando dijo eso algo en mi se activó. Cada palabra que sale de su puta boca sólo me hace sentir bien. Le doy las gracias a la vida por haberlo puesto de vuelta en mi camino.

_____ : ¿Acaso lo somos?

Christopher: Lo fuimos...

Ahora mismo eso que se activó dentro de mi se acaba de apagar. La nostalgia invade mi mente mientras sigue hablando.

Christopher: ...Y nunca hemos dejado de serlo. Si prefieres una propuesta actual para aclararlo todo lo estoy haciendo. Tn... - siguió hablando - ¿Te gustaría que nos completáramos diariamente siendo mi novia?

_____ : Chris... Te recuerdo que estás casado - bromeé -

Christopher: Definitivamente no entiendo a las mujeres - suspiró -

_____ : Sí tonto, sí quiero - sonreí y le besé -

Nuestras lenguas juguetonas se rozaban mutuamente y él seguía con sus manos metidas bajo mi ropa, hasta que alguien tocó a la puerta.

• 𝐂𝐔𝐋𝐏𝐀𝐁𝐋𝐄𝐒 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora