Desde el tren

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Días pasados, oía distraídamente un noticiero en la radio y me llamó la atención el entusiasmo manifestado por el periodista, que hablaba sobre las maravillas del nuevo auto que no necesitaba conductor, por lo que su dueño podía realizar largos viajes muy feliz controlando su correo, negocios y videos sin la molestia de tener que prestar atención y continuar su vida virtual como si nada.

Yo creo que la tecnología es una gran herramienta y tiene enormes ventajas, tales como poder comunicarnos con personas en lugares lejanos, leer y escribir llegando a sitios impensados. Pero en este tema en particular, no puedo asimilar la idea de que alguien prefiera observar un paisaje en una pantalla, cuando la vida fluye alrededor. En este sentido, soy una incondicional del tren entre todos los medios de locomoción, a lo mejor sea cuestión de edad, pero el tren guarda la magia exacta que se moldea a la medida de mis sueños.

Pasan nubes en lenta caravana. Un rayo de sol las atraviesa ganando la batalla y regala su luz sobre los campos. Un potrillo corre libre con las patas flacas y sus crines jugando a volar. Un poco mas lejos, un hornero edificó estratégicamente su morada sobre el cartel que anuncia un nuevo y efectivo laxante. La vida sucede plácida y serena, mientras unos niños en bicicleta saludan este tren modernizado y aséptico, pero siempre igual en mi corazón. 

Dicen que amamos las cosas por asociarlas a la idea de felicidad: ya nadie me espera en la estación... pero yo sigo soñando.

Cuentos ...que fueron llegandoWhere stories live. Discover now