Cosas de familia

66 24 17
                                    


De mi abuela paterna "Doña Carmen" heredé el gusto por los hilos y las agujas. Mi abuela siempre se dedicó a coser y bordar en su casa, alumbrando las largas jornadas con la luz de una lámpara de querosén. Es sabido que este tipo de actividades manuales no da para vivir si no mas bien para "ir tirando" como decimos habitualmente.

Cuando yo era niña, una vez al mes, partíamos con mi padre hacia la casa de la abuela; ella vivía en una vieja y descascarada pensión del barrio de La Boca. Esa visita era para mi un paseo mágico: las habitaciones de altura interminable, los enormes ventanales y el hecho de que mi abuela viviera en una casa con un montón de gente que compartían el mismo baño, le otorgaban un misterio lejano a mi entendimiento. El paso de los años me dejó en claro, que nuestras visitas eran para llevar el dinero del alquiler y ayudar con los gastos del hogar que compartía con mi tía, hermana menor de papá— Ahora sabía, porqué él trabajaba tanto.

Mi padre siempre amó la música. Los fines de semana, mi despertar era acompañado por el sonido desgarrador de su fuelle, viajando desde el cuartito situado en el fondo del patio. La abuela había vendido su máquina de coser cuando siendo él niño, le regaló ese bandoneón que tanto adoraba. Circunstancias de la vida impidieron que papá cumpliera su sueño de dedicarse a la música, pero nunca olvidó el sacrificio de la abuela.

La memoria—que es rara—me trajo todo esto al presente. Al abrir la heladera se cayó de su puerta un sobre de mayonesa. Una de las cosas mas deliciosas que recuerdo era llegar a casa de la abuela y comer con placer el pan que me ofrecía, cortado  en rodajas y untado  con mayonesa. Para mí era una especialidad, aunque también entendí la realidad, cuando mi madre me retó por aceptarlo. "¿Cómo le vas a comer las cosas a la abuela?" y resultaba que en esos días de fines de mes, ese sandwich constituía el almuerzo que me cedía a mí. A veces me siento a leer y me preparo el pan, lo unto con parsimonia, lo paladeo y descubro que curiosamente tiene el mismo sabor a cariño que el que salía de las manos de mi abuela. Esas cosas del recuerdo que se aparecen de tarde en tarde...


Cuentos ...que fueron llegandoWhere stories live. Discover now