El hada de los dientes

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Este, no es un relato con castillos y dragones, donde una lánguida princesa sueña con suntuosas galas. La princesa que traeré a colación es una preciosa niña de mejillas sonrosadas y chispeantes ojos del color de la uva clara, casi verdes, casi dorados, casi morada habitual de la primavera.

Ella corre presurosa por los pasillos del Hospital llevando en sus brazos gran cantidad de bártulos, semejando una mudanza en cada movimiento. Pinzas, caja de materiales, ropas de trabajo y varias planillas. A menudo olvida que las hadas también deben comer y, mientras acomoda su lacio cabello del color del trigo, confiesa que le gustaría tener rulos. Cosas simples que se dejan entrever en un respiro de las interminables horas de estudio, prácticas de trabajo y hasta voluntariado haciendo prevención a los niños de edad escolar.

Sus pequeñas manos cumplen la tarea encomiable de hacer que mis dientes sigan estando en su sitio y —según ella—dejarme más bonita y joven. No se si será verdad, pero la energía que transmite y la sonrisa siempre presente, me convencen de que Candelaria "Mi odontóloga" es la certeza de un presente brillante y la promesa de un mejor futuro. Gente útil, de la que el mundo necesita a montones.

—"No te olvides que venir hoy Clau" "¿Llegaste bien a casa?" 

¡No me digan que personas como ella no son imprescindibles!

Cuentos ...que fueron llegandoWhere stories live. Discover now