The Dark Mind |The Umbrella Academy

i. solo nos vemos en bodas y funerales.

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ᴘᴀʀᴛᴇ ɪɪ
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-No creo que sea necesario, mamá -insistió Regina, antes de poner un pie fuera de la casa. Su madre se negó, tomando la mochila en camino hacia el taxi.

-Es tu familia, después de todo -trató de hacerla razonar, pero Regina sabía que su madre no conocía qué tipo de familia eran los Hargreeves-. Y fin de la discusión.

Se abrazaron por unos breves segundos, antes de que Regina entrara al vehículo que la llevaría de vuelta a la gran ciudad.

Una vez que empezó a ver la figura de su madre hacerse más pequeña por la distancia, volvió a acomodarse en el asiento, tomando el celular, viendo las notificaciones de varias llamadas perdidas.

-¿Qué sucede, Jonah? -preguntó con el celular pegado al oído.

--Hubo unos pequeños problemas técnicos con la decoración para la exposición -habló su compañero a través del artefacto-, pero supongo que no es nada de qué preocuparse.

Regina frunció la frente, desconfiada de esos pequeños problemas.

¯Sabes que todo debe de estar como se planeó -dijo seria-. No puede haber pequeños errores, ¿qué ejemplo les daremos entonces?

-Sí, lo sé -habló cansado.

-Hoy no podré ir al laboratorio, tengo unos asuntos familiares.

-Tú eres la jefa -se despidió, terminando la llamada.

Soltó un suspiro con pesadez, sentía que alguien le apretaba la cabeza y deseó poder ir a su hogar a tomar una buena siesta, pero la voz del taxista anunciando su llegada le hizo borrar tales pensamientos.

Bajó del vehículo con la pequeña mochila y le pagó al conductor, quedó frente a aquel antiguo edificio, sintiéndose como esa niña de doce años que huyó de su hogar. La opción de huir pasó por su mente, pero no podía fallarle a su madre, ella sí cumplía con sus promesas y no le gustaba defraudar a los demás.

Con una gran bocanada de aire, se acercó a la puerta, tomando bruscamente la perilla y girándola, adentrándose a la casa del terror.

Vio a dos personas a pocos metros de ella, hablaban sin darse cuenta de su presencia, hasta que la mujer morena vio por detrás del hombro de su acompañante. Ahora, Lily no era la única persona que conocía que pasaba la línea de la indiscreción. La reconocida actriz, Allison Hargreeves, vio a Regina como si fuese una desconocida; una persona que adorara adentrarse a hogares ajenos.

-¿Regina? -la otra mujer dio media vuelta, viéndola de la misma manera que Allison lo hacía.

Los cabellos pelirrojos la delataban, además de esa mirada que tenía cada vez que se sentía fuera de lugar.

-No pensé que algún día volverías -siguió Allison, acercándose, con Vanya detrás de ella. Ambas la veían de la misma manera que cuando eran unas niñas; como si ella fuera una desconocida o enemiga.

-Tampoco es que Cinco lo hiciera, ¿o sí? -dijo, sin pensarlo, y no tardó en maldecirse mentalmente. Pero se negó a pedir disculpas, tampoco es que el niño hubiese sido bueno con ella-. Espero que Reginald no volviera mi cuarto su nuevo espacio de tortura.

Pasó a un lado de ellas, tampoco es que esperara un abrazo de bienvenida. Subió la escalera, una parte de ella seguía conociendo ese lugar como si fuese la palma de su mano y lo odiaba.

Reconoció la puerta más le lejana del pasillo, era su lugar favorito de todo el edificio. La puerta rechinó al abrirse y no tardó en estornudar por la gran cantidad de polvo que había.

Apreció la desordenada vista de la habitación, todo estaba como lo había dejado, literalmente, nada había sido movido de su lugar.

-Yo le pedí al señor Reginald que no moviera nada -giró, encontrándose a Pogo detrás de ella. Regina por fin sonrió de verdad y abrazó al primate, cariñosa-. Nunca perdí la esperanza de que algún día volverías, pero no pensé que sería bajo estas circunstancias.

-Me alegra volver a verte, Pogo.

Y fue cuando recordó que siempre hubo algo bueno en su estadía de pesadilla. Pogo había sido lo más cercano a lo que tuvo de una figura paterna, antes de conocer a sus padres.