La puerta se abre escandalosamente y yo pego un brinco desde la ventana. Volteo con el ceño fruncido al causante, y veo como Minho escanea mi cuerpo con su mirada, aquello me hizo sentir casi que desnudo, no me mal entiendan pero éste tipo me da tanta mala espina como miedo.

Sin embargo, su vista se posa en mi sudadera y siento miedo. A ningún alfa le gusta el olor de otro, y mucho menos en un Omega que está "Tratando de cortejar". Instintivamente cubro mi torso con mis brazos al sentir aquella penetrante mirada, cada vez me hacía más pequeño y la cola la tenía prácticamente entre las piernas.

—Quitate eso— Demandó con una voz mucho más grave de la habitual.

No respondí nada, el miedo me tenía preso frente a cualquier acción. Sus pasos firmes y su mano cogiendo el cuello de la sudadera me hicieron temer lo peor.

He dicho que te la quites.

—S-Si.

Acciones torpes y descordinadas hicieron que el simple acto de sacarse una sudadera, se volviera frustrante. Pero, cuando el miedo controla tu cuerpo, es difícil no sentirse casi que atacado.

Cuando la tuve entre mis manos, me arrebató la prenda con brusquedad. A pesar del miedo, no iba a permitir que hiciera lo que quiera con mis cosas. Intenté quitársela, pero el degenerado terminó por gruñirme en modo de advertencia.

Cuando pensé que solo se la iba a llevar, casi grito y mi corazón latió con fuerza, al ver como la prenda era desgarrada frente a mis ojos. Lágrimas de rabia caían por mi rostro y el cuerpo temblaba por querer morderlo y golpearlo.

—¿¡Que diablos te ocurre!?—Minho tenía una sonrisa socarrona mientras sostenía la prenda ya rota en dos.

—Que no se te olvide Omega, ahora eres mío te guste o no.

Tragué grueso ante aquella insinuación, con cada paso más cerca, me sentía morir, su mano se posó en mi mentón y lo agarró con fuerza obligandome a verlo.

—El baile de luna de otoño será perfecto para que toda la manada vea mi marca en tu cuello.

Mi Omega se crispó ante aquella declaración. Mis pequeños colmillos salieron a flote y mis garras se pusieron en posición de ataque. Todo por querer parecer un poco intimidante, aunque claro, su risa me hizo entender que no me tomó enserio.

—Sobre mi cadáver.

Volvió a sonreír de manera burlona.

—Eso lo veremos primor.

Dándome un último asqueroso beso en la mejilla, salió de la habitación, donde justamente, Nara hacía su aparición por primera vez en casi una semana. Pude ver cómo mostraba su desagrado ante el alfa que salía de la habitación dando una gran risotada.

Yo solo observaba la prenda que recientemente fue destrozada. Con ojos acuosos y el coraje a mil, levanté los dos pedazos de tela bajo la atenta mirada de Nara. No pude contenerme cuando las lágrimas empezaron a salir, tan, tan frustrante.

—Cariño...

—Que sucede.— Contesté parándome del suelo con los trozos en mano.

—Por favor ya no llores—Se acercó rápidamente a mí y me envolvió en sus brazos, no es igual como los brazos de Jungkook, pero sirve un poco.

De igual manera sigo llorando aferrándome a aquella prenda como si mi vida dependiera de ello.

—No llores mi vida, no dejaré que nada te pase.

—Ya no quiero estar aquí, quiero a Jungkook— Solté llorando importándome poco que mamá no entendiera a quien me refería.

—No te preocupes cachorro, el vendrá, el no va a dejarte.— Contestó mi madre, tratando de tranquilizarme, acariciando mi cabeza y dejando salir su aroma para tratar de calmarme.

🍃Solitario 🍃 OMEGAVERSE [KOOKV]Where stories live. Discover now