El Mundo de París

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Soy un mapa del tesoro, y el único pirata es Jared Leto.

Mi cuerpo desnudo busca su calor desesperadamente. Sus dedos siguen un camino desde mi rostro hasta los muslos, su aliento contra mi pecho, sensibilizándome por dentro y por fuera. Lo siento contra mí imponente, y le pido seguir, pero toma venganza haciendo pausas.

Yo, debajo suyo y a su merced, sea por los estragos del vino o no, le digo que lo amo.

Y no estoy segura de lo que sucede en ese momento, pero sus besos tiernos se vuelven feroces, y lo siento entrar en mí de pronto. Elevando su ritmo lento, por uno incansable. Me pide abrir los ojos para que nuestra conexión se abrace, y haga el amor junto con nosotros.

Al llegar al clímax creo verlo materializado en la supernova con la que llevo comparándolo desde el principio. Al final, me aferro a él, hasta sentir que su cuerpo tiembla sostenido al mío.

Quiero saber lo que ha sentido, quiero habitar dentro, y descubrir las cosas que aún no sé.

También te amo, pronuncia, antes de caer rendido sobre mí.

Entonces, por un instante, dejo de tener miedo.

Despierto en medio de la noche, los ojos me pesan y con la mano busco a Jared, pero no está. Me levanto sobresaltada, con el corazón en la mano. Busco por todos lados en el perímetro que mis ojos pueden ver mientras se adaptan a la oscuridad.

- ¿Jared? - pregunto al aire.

Sin obtener respuesta durante un par de desesperantes segundos, me contesta.

- Estoy aquí.

Enciendo la lámpara que está en la mesita junto a la cama, y al borde, veo su cabeza. Está sentado en el piso. Me levanto, envolviendo la sábana alrededor de mi cuerpo para sentarme junto a él.

El ventanal de vidrio que conduce al balcón está frente a nosotros, mientras un poco de luz ingresa por las cortinas blancas medio abiertas. El color del cielo se pinta de azul oscuro porque el amanecer está llegando, lentamente. No hay luces en las casas y los faros se van apagando de a pocos.

Ninguno de nosotros dice una palabra. El momento es perfecto para guardar silencio y disfrutar.

Siento su brazo pasando sobre mis hombros y me deslizo más cerca de él, para descansar mi cabeza en la cavidad de su cuello.

Jamás había sentido tanta paz.

- Quiero que vengas conmigo a Los Ángeles. - dice de pronto, recordándome que existe una realidad.

- Jared, sabes que no puedo. - contesto vagamente.

- Sí puedes. - insiste. - Puedes trabajar en algo mejor. Puedes hacer lo que quieras.

Guardo más silencio, considerando su idea. Rápidamente me imagino una vida diferente junto a este hombre impredecible, tonto y hermoso.

Me deshago de la idea.

Por más que lo desee, es... imposible.

- ¿Y qué hay de mi familia?

Jared lo piensa un segundo.

- ¿Y qué hay de nosotros? - dirige sus ojos a mí.

- ¿Qué hay de mi vida?

- ¿Qué hay de mí?

Cómo contestar a eso.

Me siento algo decepcionada. Estaba siendo un inicio de día increíble y me lo acaba de arruinar. ¿Por qué no esperar otro momento para hablar de esto? ¿Acaso quiere que abandone a mi familia? ¿Y por qué él no va a Nueva York? ¿Por qué mi vida tiene que depender de él? ¿Por qué está tan seguro de lo nuestro?

Abre los Ojos |jared leto|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora