Inframundo

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19 de junio, 2 días antes del solsticio de verano


El hablar con Artemisa me dejo un mal sabor de boca, tenía que estar equivocada pero aun así sus palabras retumbaban en mi mente.

-Sabes que odio hacer suposiciones, pero ni siquiera yo estoy tan segura de lo que se acerca, son solo indicios pero eso me basta para querer pedir tu ayuda.

Artemisa y yo no teníamos una gran amistad, ni siquiera eramos neutrales en nuestras posiciones, podría decirse que eramos rivales, y ahora el que llegue pidiendo ayuda era algo de admirar.

Puedo decir que no soy una semidiosa ordinaria, pues el hecho de renacer una y otra vez los dioses lo ven como cierta forma de inmortalidad, pero eso no justificaba que una diosa acudiera directamente a alguien más, mucho menos si se trataba de la diosa de la caza.

Despertando, el no puede estar despertando.

Mi mente daba vueltas.

Corríamos lo más que nuestros pies soportaban, era la primera vez que no huía de las cazadoras, era la primera vez que me encontraba en su bando, todo para algo en común.






20 de junio, 1 dia antes del solsticio de verano

Y ahí estabamos, el cementerio de Los Ángeles.

-¿Segura que es aquí?- preguntó Zoe Belladona. Le lance una mirada de ira, no era momento para que me este cuestionado cuando trataba de concentrar mi energía para poder abrir el suelo de aquel mausoleo.

Artemisa se encontraba mirando aquel lugar, sus manos pasaban por los fríos muros polvorientos, cada detalle le parecía magnífico. Con las yemas de sus dedos sintió el relieve sobre aquella pared, quito las telarañas para poder ver lo que decía en la inscripción de aquel lugar sagrado para alguien.

Una pequeña exclamación de asombro salió de sus labios, miro a aquella chica pelirroja que se encontraba sentada en medio de aquella gran edificación.

-Esta... esta es tú...- pero en cuanto sintió como la tierra empezaba a moverse paro de hablar en seco, la tierra se separo dejando ver unas escaleras que dirigían por debajo del suelo, su propia entrada al inframundo.

-No es momento de hablar, este camino no me lleva directo a mi padre, pero si servirá para que pueda investigar, llevará un par de días puedo decir que incluso más de una semana, pero tendré la información que necesitamos- miré las escaleras, volvería al inframundo.

-Andando- dijo Zoe, pero la mano de su superior la detuvo

-Este ya no es un camino que podamos seguir nosotras, por eso la busque a ella- Artemisa no podía alejar la mirada de mí, pero mi vista se mantenía en las escaleras.

Necesitaba llegar a la verdad pronto

-Andando chicas- e inmediatamente pise el primer escalón que me llevaría a descubrir un poco más de lo que pasaba.



Artemisa vio como aquella chica pelirroja le lanzaba una ultima mirada antes de sumergirse en aquel sendero de la obscuridad. Observo esa misma mirada que había visto siglos atrás, desde su primera vida hasta esta, esa mirada llena de muerte, dolor, sufrimiento y frialdad, pero esta vez vio algo diferente, un ligero destello de paz.



La obscuridad las guiaba a través de aquel pasadizo, las pisadas de aquellas tres chicas y sus ligeras respiraciones era lo unico que resonaba.

¿Cuanto tiempo llevaban bajando?

Keyla ni siquiera lo notó, su mente estaba incrédula, se había enfrentado a muchas cosas antes, pero nunca a algo como esto ¿en verdad sería algo difícil? que va, estaba hablando de algo más allá de los dioses, esto era un nivel más arriba.

La hija de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora