Capítulo XXIV: Oculta tristeza

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La mañana se le antojaba monótona. Lo único interesante que le había pasado era su desayuno con Judd y por alguna razón le parecía un recuerdo lejano, así que contaba los minutos para poder encontrarse con Nika en la biblioteca. Por suerte, sus deseos fueron oídos y la  campana sonó, liberándola de las clases hasta la media hora siguiente. 

Trató de llegar a su destino sin apurarse demasiado para no atraer muchas miradas. Sin embargo, cuando llegó descubrió decepcionada que Nika no estaba allí todavía. Paseó entre las montañas de libros, leyendo algunos de los títulos, y se sentó en la mesa más escondida de la biblioteca, que aunque vacía como siempre le resultaba acogedora. Aprovechó el tiempo a solas para recolocarse el fular negro que llevaba puesto, asegurándose de que cubría sus heridas por completo, cuando por fin escuchó unos pasos acercándose.

Nika atravesó la puerta y fue directamente hacia su mesa para encontrarse con ella.

-Perdón por el retraso.

-Tranquila, no he esperado mucho.

Nika se fijó en el fular de Amy y compuso una mueca de tristeza que no pasó desapercibida a la atenta mirada de su amiga.

-¿Cómo te encuentras?

-Mejor - Contestó suspirando-. Pero tengo que contarte algo.

Nika se sentó junto a ella y se preparó para escuchar cualquier catástrofe. Después de todo, últimamente sólo recibía malas noticias y debía estar preparada para cualquier cosa.

-Te escucho.

Amy suspiró profundamente y trató de no dejarse llevar por el nerviosismo.

-Judd lo sabe todo.

Nika palideció y se quedó ojiplática frente a ella.

-¿Qué?

-Tranquila, él no dirá nada - Se apresuró a asegurar.-. Verás, anoche Judd me hizo bajar a la cocina y, después de obligarme a comer algo, discutimos. Él quería saber lo que pasaba y yo no podía ocultárselo más - Confesó, entristecida-. Además, esto puede ponerlos en peligro a todos ellos y tenía derecho a saberlo - Finalizó cabizbaja.

-Sí, lo entiendo - Le aseguró a una muy confusa Amy.-. No voy a reprocharte nada, pero esto no me gusta. Cada vez hay más personas que conocen la verdad. Por ahora hemos tenido suerte y no se ha enterado nadie que vaya a delatarte, pero eso puede cambiar en cualquier momento y nosotras tenemos que evitarlo a toda costa. ¿Vais a contárselo a James y a Ciro cuando vuelvan?- Preguntó con el ceño fruncido por la preocupación.

-No, Judd se lo va explicar a James, pero no a Ciro. Él es demasiado impulsivo y puede llegar a hacer cualquier cosa que termine por delatarme. No es que no confíe en él, pero no quiero correr riesgos. Ya es todo demasiado arriesgado, como para seguir tentando a la suerte.

-Sí, yo también creo que es lo más sensato. Por cierto, ¿dónde están? ¿Cómo hizo Judd para librarse de ellos?

Tinieblas NevadasWhere stories live. Discover now