Capítulo VI: Un nuevo comienzo

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Ciro fulminó la cocina con la mirada deseando que James y Judd estuvieran allí para verlo. Después de todo, su ira iba dirigida hacia ellos. No podía creer que hubieran tomado una decisión tan estúpida. Amy había llegado a su casa ayer, tan herida que podría haber muerto en la mesa de su cocina. Se encontraba perdida, sin memoria y sin recuerdos, y ellos pretendían que a la mañana siguiente se incorporase al instituto ¡Era de locos! Por supuesto, la idea había sido de Judd. Ayer, ya casi al final de la tarde, Judd había ido a casa de sus vecinos, los Záitsen, y les había pedido uno de los viejos uniformes Graciela, la mayor de las hijas, que tenía 14 años  pero que igualaba en estatura a Amy.

Al principio, James había hecho uso de su sentido común, y se había puesto de su parte diciéndole a Judd que era demasiado pronto para enviarla al instituto. Que ella necesitaba más tiempo para curar sus heridas. Pero cuando Amy se despertó para la cena con renovadas energías y ávida de respuestas a sus infinitas preguntas, James empezó a pensar que tal vez la idea de Judd no fuese tan descabellada.

Cuando Amy se acostó agotada de nuevo, volvieron a discutir sobre el asunto. Judd argumentó que sería beneficioso para la memoria de Amy hacer vida normal cuanto antes. Ciro insistía en la necesidad de que le dieran tiempo a la pequeña para recuperarse físicamente. Mientras James seguía indeciso, sin saber elegir cuál de las dos opiniones era la mejor para Amy. Pero entonces Judd había jugado sucio, y le había dicho a James que si enviaban a Amy al instituto sabrían, sin lugar a dudas, que Ciro no faltaría a clase. No la dejaría sola, y tenía razón. A partir de ese momento James había apoyado a Judd y la decisión había sido irrevocable.

Había preparado el desayuno y estaba esperando a que Amy bajara para comérselo. Pero la frustración lo acometía y seguía sin poder creer que tendría que llevársela con él al instituto. Ya estaba muriéndose de la preocupación y ni siquiera habían salido de casa. Suspiró y empezó a poner algo de orden en la caótica cocina. Su enfado no hizo más que crecer al ver que sino limpiaba él, nadie lo haría.

Al poco tiempo, Amy entró en la cocina, vestida con el uniforme de Graciela que le quedaba bastante bien, aunque algo ajustado en el pecho. Iba seguida de James, quien parecía estar usando a la joven como un escudo humano contra su sobrino. Amy se alegro mucho al ver la comida y le atosigó a preguntas sobre cómo la había hecho, mientras engullía su bollo y bebía su zumo de naranja recién exprimido. No fue fácil, pero consiguió satisfacer su curiosidad. Pronto descubrió que James se había encargado de explicarle a Amy a dónde irían esa mañana, cosa que fue un gran alivio. Hasta que se dio cuenta de que el asunto parecía ponerla nerviosa, lo que le hizo mostrarse muy hosco con su tío hasta que salieron por la puerta.

Por el camino Amy le cogió de la mano y el gesto le había parecido tan natural que no le dio importancia. Entonces se fijó en que la chica estudiaba su cara temiendo su reacción. Eso le hizo pararse en seco.

-¿Pasa algo?- preguntó, no quería que tuviese ningún motivo para temerle. Ella agachó la cabeza y centrando  su mirada en el negro abrigo que llevaba puesto. Le quedaba algo grande demás, pero aún así se veía hermosa, con la luz mortecina de la mañana sacando claros destellos de su pelo castaño.

- Es que pareces enfadado y creo que es por mi culpa- dijo con pesadumbre y luego apretó su mano antes de continuar- Pero es que vas muy rápido y tengo miedo de perderme.

Crio se quedó lívido, había tachado de desconsiderados tanto a James como a Judd. Pero el que la había hecho sentir mal con su actitud desaprensiva había sido él. Sin soltarla se acercó a ella y le levantó la cabeza con la mano libre. La diferencia de altura era notable, pero ella no parecía asustada y tampoco se apartó de su contacto.

-No estoy enfadado contigo- en cuanto lo dijo Amy pareció aliviada y le dedicó una fugaz que no le llegó hasta los aquellos intensos ojos verdes. Aún la embargaba la duda de no saber si le estaba mintiendo o no- Simplemente no estoy de acuerdo con la decisión de Judd y James.

Tinieblas NevadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora