Capítulo 1 (Parte 4)

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Emily y yo nos encontrábamos en el banco de la ventana de mi habitación. Después de que Mark se fuera, Emily me había mandado un mensaje, diciendo que iba llegar antes. En el rato que tardé en preparar el té, sólo hablamos de cosas sin importancia. Pero ahora que teníamos nuestras tazas de té entre las manos, sabía que el momento de hablar había llegado. Y siendo sincera, estaba bastante asustada. Nunca me había gustado ser el centro de atención, por eso prefería guardarme mis pensamientos para mí y ahogarme en mi propia tristeza.

La observo atentamente y me fijo en que ha dejado la taza de té en el suelo y está leyendo un libro que hubiera jurado que estaba en mi mesilla.

—¡Madre mía! — coge su iPhone y le quita una foto a la página y empieza a escribir un mensaje. —¡Estoy deseando que Erik ponga en práctica este párrafo esta noche! —dice sonriendo traviesamente.

—¿Se puede saber de qué estas...? — y al instante me acuerdo en donde lo había dejado de leer. La chica se encontraba de rodillas, encima de la cara de su amante, y él estaba siendo bastante atento con su lengua. El resto ya os lo podéis imaginar. — No pude hacer otra cosa que mirarla con cara de asco.

Adoraba a mi amiga, pero este era uno de esos momentos en los que me gustaría que fuera más reservada. Cuando vivíamos juntas, por las mañanas me contaba detalladamente sus relaciones sexuales con Erik; sólo faltaba que un día me invitara a que los observara mientras practicaban sexo. Aunque ahora que lo recuerdo, un día me lo preguntó de broma, aunque tenía la certeza de que iba en serio. Su fantasía era ser observada por una tercera persona, menos mal que su novio la mantenía bastante saciada y se había olvidado por completo de eso.

—¡Vamos Alba! —frunzo el ceño— No pongas esa cara. Tienes que reconocer que hacer eso debe ser demasiado excitante. —Empieza a recorrer la mirada por mi habitación y la detiene en mi escritorio. —¿Puedes prestarme esos libros? Creo que podría sacar muy buenos ideas de ellos. — dice poniendo cara de cachorrillo

—¡¿QUÉ?! ¡NI DE BROMA! —digo chillando y levantándome para guardarlos en un cajón lejos de su mirada. Estaba bastante segura de que si se los dejaba los iba utilizar justo cuando estuvieran follando. Ya me la imaginaba con el libro entre las manos dándole instrucciones a Erik sobre lo que tenía que hacer. Joder. ¿Por qué coño me habré imaginado eso?—Pero si quieres puedo recomendarte unos libros para que los compres, es lo único que puedo hacer por ti. — esperaba que con eso se conformara.

—¡Quiero esa lista mañana en la cena! — La señorita mandona coge su taza de té y le da un sorbo. Se queda mirándome detenidamente y añade. —Ahora que lo pienso, es mejor que hagas dos listas. Lydia también vendrá, y seguro que la quiere para poner en práctica con alguno de sus ligues. Aunque no creo que le haga falta. Se ve que ellos sabe lo que se hacen. —añade eufórica sopesando mi reacción.

Vale. El momento había llegado. Esperaba que se hubiera olvidado del tema, pero por la forma que mencionó a James, de esta no me iba a salvar nadie. Quizá podría deshacerme de algún libro... ¿Quizás regalárselo?

—¿Pensabas que me había olvidado, verdad? — Odiaba que me conociera tan bien. — Querida mía, es la primera vez que te veo desnudar tan descaradamente a un hombre con la mirada. Como comprenderás eso es bastante difícil de olvidar. — dice alzando las cejas arriba y abajo.

—¡Me cago en la puta! —digo moviéndome de un lado a otro de la habitación. Miro a mi amiga y veo que sus ojos casi se le salen de las cuencas. Nunca decía palabrotas y eso la había pillado desprevenida. —¿Crees que Lydia se habrá dado cuenta? — no había pensado en esa posibilidad y no pude evitar agarrarme la cabeza de la frustración.

Mi PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora